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¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.

domingo, 20 de enero de 2013

"Occupy the globe": ¿Es sostenible el coste de las bases militares que Estados Unidos mantiene por todo el mundo?

Bases militares de los EE.UU. en el mundo (fuente: Wikimedia commons)

Recientemente leí un artículo de David Vine (enlace: Obama’s community organizing: Occupy the globe) que por el tema que trata creo que puede ser interesante compartir con los lectores de este blog. Se trata de el coste que supone para la administración de los EE.UU. los crecientes gastos militares, en particular el despliegue de tropas fuera de sus fronteras.
Desde la Segunda Guerra Mundial el complejo militar estadounidense no ha hecho sino crecer, y obviamente, demandar cada vez más recursos. Además de las aproximadamente 4000 bases militares en su territorio, los EE.UU. mantienen más de 1000 bases militares fuera de sus fronteras, y movilizan más de 1 millón de militares en esas bases y en misiones en el extranjero.
Como todos los imperios que le precedieron, los EE.UU. deben mantener un suntuoso gasto militar. El problema puede venir cuando ese gasto es excesivo en relación con los recursos disponibles. Otros imperios cayeron precisamente por ese motivo. El Imperio Romano se desintegró prácticamente cuando no pudo sostener su poderosa fuerza militar, y hay quien dice que ese es el talón de Aquiles del actual Imperio. Por ello, es importante calcular cual es el gasto que supone ese enorme despliegue militar.
El autor del artículo pone especial cuidado en citar las fuentes de sus datos, reflejando de paso que no es nada fácil hacer ese cálculo. Para hacerse una idea, el Departamento de Defensa es el único organismo de la administración de los EE.UU. cuyas cuentas no se auditan. Existen algunos datos públicos al respecto, pero a todas luces están muy lejos de la realidad. Por ejemplo, el Pentágono, a petición del Congreso, ha dado la cifra de 22.100 millones de dólares anuales, pero esta cifra probablemente está muy subestimada, ya que por ejemplo, no contabiliza los más de 118.000 millones que costaron guerras como la de Afganistán. Estimaciones más realistas que si incluyen los costes reales de las campañas bélicas, dan cifras unas diez veces superiores.
El autor del artículo, fiel a su determinación de calcular el coste real total de ese "Ocupa el globo" por parte del poder militar Norteamericano, examina toda la documentación disponible para ello, incluyendo costes de muy diverso tipo, por ejemplo, países  donde "se supone" que no hay bases, o territorios "de ultramar" no considerados en el cálculo oficial, pero funcionalmente activos, o gastos de "mantenimiento" no incluidos en los cálculos anteriores, "alquiler" de bases de otros países, contribuciones a la OTAN, etc). Le sale una cifra redonda:  200.000 millones de dólares (los detalles se explican en el artículo).
Y todo ello sin incluir "costes indirectos", como son las pérdidas que supone no haber invertido el dinero militar en otras tareas más productivas (es conocido el hecho de que cada dólar -o euro- invertido en gasto militar genera menor retorno económico, menos empleos, menos riqueza en definitiva, que si esa cantidad se invierte en educación, sanidad o eficiencia energética), o el "coste del aumento de la hostilidad del hospedador" (los lugares donde se asientan tropas norteamericanas frecuentemente sufren daños derivados de delitos y tropelías de diverso tipo provocados por militares norteamericanos), o el propio coste social y humano que supone para las familias de los militares desplazados, en las que las tasas de divorcio, violencia doméstica, suicidio, toxicomanía y violencia sexual son significativamente más elevadas que en la población media.
Hasta aquí el artículo. Ahora toca poner estas cifras en contexto: 200.000 millones de dólares al año son el 1,3% del PIB norteamericano de 2012 (15 billones), o el 5,4% del presupuesto del Gobierno Federal de los EE.UU. para el año fiscal de 2012 (unos 3.7 billones), o el 8% del total de ingresos del Gobierno Federal en 2012 (unos 2.5 billones). El presupuesto norteamericano para gastos militares suma unos 900.000 millones, más unos 130.000 millones solo para las operaciones en Afganistán. En total alrededor de 1 billón de dólares (27% del presupuesto total). De acuerdo con el cálculo anterior, la quinta parte (20%) de ese gasto militar sería el dedicado a "Ocupar el globo".
Por comparar con otras cifras, esos 200.000 dólares son una cantidad muy similar a lo que hubo que desembolsar tras la quiebra de Lehman Brothers, que estuvo en el origen de la actual crisis económica. En un anterior post recogimos una frase de Félix Ovejero en un artículo suyo para El País: relativa al rescate bancario en EE.UU.:

... el precio de los rescates en EE UU supera a la suma de lo que costaron la compra de Luisana, el Plan Marshall, la crisis de las cajas de ahorro de los 80, las guerras de Corea y Vietnam, la invasión de Irak, el New Deal y el presupuesto entero de la NASA incluidos los viajes a la Luna.
En resumen, el coste de mantener el colosal despliegue de tropas norteamericanas fuera de sus fronteras es muy elevado, con un peso importante que lastra el presupuesto de los EE.UU., aquejado de un problema creciente de deuda (el 73% del PIB), y necesitado por tanto de reducir gastos. Además hay un problema adicional más difícil de calcular: el coste humano de tener 1 millón de personas en edad de producir fuera de su país, de su entorno, durante períodos cada vez más prolongados (años). El tiempo dirá cuanto pueden soportar este tremendo coste, no solo económico, sino también social.


jueves, 10 de enero de 2013

Desmontando mitos neoliberales (I) La falacia de la autorregulación de los mercados puesta en evidencia por unas vacunas hechas en Cuba y Brasil

Hay mucho mito y poca ciencia en las ideas que hace tiempo se vienen lanzando desde el poder económico-financiero (no nos engañemos, no existe otro poder), son voceadas por sus medios "de formación" (que diría García Calvo) y circulan en la sociedad, siendo aceptadas sin ningún espíritu crítico por una gran parte de la población como si fueran verdades indiscutibles.
En este blog hemos procurado mantener desde el principio una línea que consiste en enfrentar las ideas a la realidad, al modo del método científico, en el que las hipótesis se comprueban una y otra vez, se enfrentan a duras pruebas experimentales, se confrontan con hechos y datos, y si un solo dato, una sola prueba, no cuadra con la hipótesis, entonces ésta se rechaza. Ahi reside la fortaleza de la ciencia (véase post anterior "Y sin embargo, se mueve"). Eso la distingue de la mitología, que no requiere prueba alguna, sino que se basa en la credulidad, la fe del que quiera tragarse la piedra de molino.
Con dos herramientas: la realidad y la lógica, pueden desmontarse los abundantes mitos neoliberales que hoy gozan de la consideración de verdades absolutas, de auténticos dogmas de fe de nuestro tiempo. En esta entrada abordaremos uno de los dogmas centrales del neoliberalismo: la autorregulación de los mercados. Y para ponerlo a prueba contamos con un ejemplo tomado de la realidad: el éxito de unas vacunas fabricadas en Cuba y en Brasil contra la meningitis bacteriana en África tropical. Vamos al lío.

Como ya se explicó en otra entrada anterior:
"El liberalismo económico defiende que la economía basada en la libertad de mercado es la mejor base para producir riqueza y bienestar. Sostiene que el mercado es capaz de regularse solo, a base de equilibrar oferta y demanda, siempre en el supuesto de que exista libertad absoluta, es decir, no haya intervención alguna por parte del Estado. El peor enemigo del liberalismo económico es la intervención estatal, que según esta doctrina, distorsiona los mercados y hace que no se puedan autoregular y por lo tanto, no funcionen bien".

Este es el dogma central del credo neoliberal. Todo el neoliberalismo se basa en esta hipótesis, según la cual allí donde existe una demanda, la libre iniciativa del mercado se encarga de crear la oferta adecuada, desarrollándose automáticamente un equilibrio entre oferta y demanda gracias a la libre concurrencia de oferta, que va ajustando los precios para competir por el mercado. De esta "teoría" derivan todas las demás   "ocurrencias" -no cabe calificarlas de otra cosa- de los neoliberales ("lo privado es siempre mejor, más eficaz y más barato que lo público", "la competitividad conlleva eficacia y calidad", "etc, etc), pero no adelantemos conclusiones.

Por supuesto hay mucha literatura al respecto, pero de manera general puede decirse que todos los economistas independientes (o sea, los que no están a sueldo de aquellos interesados en que ese dogma sea cierto) están de acuerdo en que quizá exista una autoregulación en los mercados perfectos, en condiciones ideales de libre competencia e igualdad de oportunidades, pero la realidad está muy lejos de estas condiciones ideales, y los mercados reales son bastante imperfectos, por lo que inevitablemente surgen desigualdades, que es necesario reequilibrar por medio de intervenciones desde el poder del Estado.

Vamos a examinar un ejemplo sencillo: supongamos que existe una clara demanda de un producto, una necesidad básica para una parte de la población. Digamos que esa necesidad tiene lugar en economías "de mercado" (que es como los neoliberales hablan de las economías que les gustan a ellos). ¿Que es lo que predice la ley de la autorregulación de los mercados? Pues que la necesidad se verá satisfecha pronto por una oferta creada por la iniciativa privada. En seguida se creará un mercado, y la libre competencia guiará el proceso hacia una u otra oferta en función del precio del producto, de su calidad, etc.

Ahora pongamos un ejemplo concreto: se trata de una emergencia sanitaria. La meningitis afecta a millones de personas en todo el mundo, sobre todo a niños. A mediados de 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó un SOS internacional: se necesitaba fabricar estas vacunas de forma masiva para proteger a la población infantil del llamado "cinturón de la meningitis", que son 23 países de África Subsahariana, desde Senegal hasta Etiopía, con una población total de 430 millones de habitantes.

Sólo una empresa multinacional, Sanofi-Pasteur, fabricaba estas vacunas, pero debido a su baja rentabilidad económica, lo hacía a una escala muy inferior a la que requería la OMS. Entonces la OMS acudió a laboratorios públicos y privados de todo el mundo exhortándoles a que se enfrentaran al reto de fabricar estas vacunas de un modo que hiciera posible vacunar a toda esa población. ¿Adivinan quien se puso en marcha? Desde luego, ninguna compañía multinacional, ni iniciativa privada alguna se molestaron en cubrir esa demanda. Fueron dos institutos públicos, el Instituto Finlay de Cuba, y el Instituto Bio-Manguinhos, de Brasil, los que se pusieron manos a la obra, y de forma asociada, fabricaron las vacunas necesarias, a un precio casi 20 veces inferior al de  la vacuna comercializada por la multinacional citada anteriormente, que es de unos 20 dólares. Las vacunas son adquiridas y distribuidas por entidades como la propia OMS, UNICEF, Médicos Sin Fronteras o la Cruz Roja.

Merced a esta alianza entre dos instituciones públicas de dos países no pertenecientes al selecto club de los mal llamados "países desarrollados" (desarrollados en egoísmo quizás) se ha podido responder a una urgente llamada de un organismo internacional importante, como es la OMS, dependiente de Naciones Unidas, para hacer frente a la difícil situación sanitaria representada por la alta mortalidad infantil debida a la meningitis en África. Los países que se benefician son igualmente países del llamado "tercer mundo", en un claro ejemplo de que la cooperación internacional sur-sur-sur,  ha llegado a ser más operativa que la  "norte-sur".

También queda reflejado el compartamiento asimétrico de los medios de "formación" (o de "desinformación") de masas, dominantes en occidente (que cuentan entre sus mejores clientes a empresas del sector farmacéutico que no salen muy bien paradas de esta historia), puesto que no han informado en absoluto de esta iniciativa, pero si lo hacen con profusión hablado de presuntas "vacunas frente a la malaria" que promueve la Fundación Gates, y que hasta el momento no han tenido ningún éxito relevante, pero si mucha propaganda gratuíta. El motivo de este comportamiento tan desigual es, probablemente, que este ejemplo contradice los dogmas de fe neoliberales que aludíamos antes, y que para estos medios son sacrosantos. Uno de ellos es que la cooperación internacional tiene que ser Norte-Sur. Otro es que la iniciativa privada -en este caso las multinacionales farmacéuticas- ofrecen soluciones más eficaces, rápidas y económicas que las iniciativas públicas. Hace tiempo que esto no ocurre en el ámbito farmacéutico, que desatiende sistemáticamente a millones de personas que no tienen los recursos suficientes para pagar los cada vez más caros tratamientos.

En conclusión, la autorregulación liberal es un mito, ya que la iniciativa privada no cubre las demandas de la población si no ve en ello rentabilidad. Nótese que en sanidad, la sola búsqueda de rentabilidad deja fuera de cobertura a la mayoría de la población, lo que hay que tener en cuenta ahora que se está privatizando la sanidad en España.

Seguriemos desmontando más mitos neoliberales en futuras entradas del blog

Salud y megapraxis.



NOTA: vídeo y enlace a la noticia sobre las vacunas cubano-brasileñas frente a la meningitis:


Enlace: Vacunas de Cuba y Brasil salvan miles de vidas en África, pero los medios solo hablan de las de Bill Gates

Otras entradas sobre liberalismo en este blog:

11 de marzo de 2012: Si esta crisis demuestra el fracaso del neoliberalismo ¿por qué confiar en que los neoliberales nos van a sacar de ella?
6 de febrero de 2012: ¿Impera la ley en España? ¿y en Europa?
11 de enero de 2012: Decálogo neoliberal-conservador
4 de diciembre de 2011: La subasta de órganos
12 de octubre de 2011: Liberalismo asimétrico (II): más contradicciones
20 de febrero de 2011: Liberalismo asimétrico