El asunto del qué votar lo dejaré para la tercera parte. Por supuesto, no busco con esta serie de posts decir a la gente lo que tiene que hacer. Solo quiero que reflexionen, o más bien, que reflexionemos juntos. No busco tampoco ni exponer mi opinión ni contrapesar las opiniones de los demás. Creo que en el mundo de los medios de comunicación actualmente hay una hipertrofia de opinión, que precisamente va en detrimento de la verdadera información, basada en datos medibles y contrastables. Se acostumbra a invitar a los programas a opinadores profesionales, que debaten horas sin ningún provecho para el público, pues vale tanto lo que diga uno como el otro, y mientras tanto se hurta al público la posibilidad de conocer la información necesaria para llegar él mismo a sus propias conclusiones. El valor de las opiniones es relativo: solo vale para "formar" opinión (por simpatía, por repetición, por ósmosis). Pero lo que realmente tiene algún valor para conocer la realidad son los datos, contrastables y contrastados, y el pensamiento bien construido sobre el análisis de éstos.
Bueno, al grano, que me he apartado del hilo. En el post anterior vimos cómo las encuestas revelaban un espacio "vacío", un "agujero negro" electoral, generado por la huida de votantes de los dos principales partidos del espectro político a nivel nacional, unos pocos (minoría) recalando en partidos definidos, como IU, UPyD y "otros partidos" (sin definirse bien cuáles), y una mayoría huyendo hacia un lugar aún no bien definido, representado por la suma de abstención, más voto en blanco/nulo, más indecisos, más no saben/no contestan. Esta situación está estabilizada desde hace casi un año, ya que esta huida masiva de votantes del "bipartidismo" se produjo muy rápidamente tras las últimas elecciones, y desde entonces no se han producido cambios relevantes.
¿Que quiere decir esto? Pues está claro que gran parte de los antiguos votantes del bipartidismo se han visto defraudados por sus respectivos partidos, pero no encuentran una alternativa satisfactoria. Los que entienden de encuestas y datos asumen como cierta la siguiente hipótesis: Si las elecciones tuvieran lugar mañana, sería previsible una abstención en torno al 50%, la mayor de la historia de la democracia española.
¿Y esto (se preguntarán) adónde nos lleva? Pues nos lleva a una conclusión no muy positiva, y es que el ciudadano medio está harto de que le engañen, harto de votar por un tipo de politica y ver que quien gana tarda poco o nada en olvidar el programa y ponerse a servicio de intereses ajenos a los suyos. Y como está harto de decepciones, pues deja de votar, y de ahi la masiva abstención esperada. Ahora bien, como veremos a continuación, esto no es lo que interpretará el común de los agentes implicados en el sistema, medios políticos y periodísticos incluidos.
¿Que interpretación se da a la abstención? A menudo se considera que la alta abstención es un signo de debilidad del sistema, una evidencia de que está en crisis, e incluso obsoleto. Ello puede conducir a algunos críticos con el sistema a pensar que abstenerse es positivo, pues puede conducir a una reacción por parte de los ciudadanos que haga reflexionar a los líderes políticos sobre la necesidad de un cambio que ilusione, motive, cree una nueva forma de intervenir en la política, más participativa, que en definitiva, mejore la calidad de la democracia. ¿Seguro? Pues yo no lo tengo tan claro. Créanme, por mucho que aumente la abstención, jamás se cuestionará la validez del sistema actual, ni se promoverá cambio alguno siquiera mínimo por ello. Es más, existirá quien diga que cuanto más alta sea la abstención más sólida y madura es la democracia. Veamos por qué creo que esto es así. Para explicarlo voy a poner el siguiente ejemplo:
Si hemos de citar dos democracias consolidadas, creo que habría un amplio acuerdo en que Suiza o EE.UU. son dos de las democracias más avanzadas del mundo (o al menos pasan por ello). Pues bien, en Suiza el promedio de participación en las elecciones federales es del 40% (¡¡un 60% de abstención!!) y en EE.UU. en torno al 50%. Es más, la abstención en esos dos países (a menudo considerados como modelo de democracia) históricamente ha ido en aumento. ¿Alguien piensa por ello de que en esos dos países no rige una democracia?¿Alguien piensa por ello que los resultados electorales en esos dos países no son democráticos? No ¿verdad? Pues lo que afirmo categóricamente es que si en España la abstención aumenta al 50% o más en las próximas elecciones, ello no invalidará en absoluto el resultado, y más bien se tendrá como un "signo de normalidad democrática".
Así pues, ya entrando en el dilema de si votar o no votar, una cosa está muy clara: no votar puede ser un signo de rebeldía individual, un desquite ante un sistema caduco, un recurso al pataleo, o simplemente un gesto de desinterés por la política, pero lo que debe quedar muy claro es que no tiene ninguna relevancia desde el punto de vista de la validez de los resultados de unas elecciones.
Entonces ¿cual es el efecto de la abstención?¿a quien beneficia, si es que beneficia a alguien? Para contestar es necesario tener en cuenta el peculiar sistema de reparto de escaños que rige en España, que castiga la dispersión del voto y favorece su concentración en muy pocas opciones, lo que ha desembocado en un oligopolio bipartidista nocivo y tóxico para nuestra democracia. Aquí tienen el reparto de escaños por provincias en las tres últimas elecciones generales en España
Y aquí entra la ley D'Hont, que es la regla que sigue nuestra legislación electoral para el reparto de escaños por número de votos en cada circunscripción. No me entretendré en explicarlo (en el enlace que he incluido en el párrafo anterior hay una buena explicación) pero mencionaré que el resultado otorga los escaños de una forma muy desproporcionada al primero y segundo partidos más votados en cada circunscripción, mientras que a los partidos tercero en adelante les es más difícil, (en algunas circunscripciones casi imposible) sacar algún escaño. Las consecuencias de este sistema son: 1) permite alcanzar mayorías absolutas con facilidad; 2) favorece el bipartidismo es decir, la alternancia entre dos partidos mayoritarios en detrimento de los siguientes 3) los partidos pequeños pero con implantación territorial fuerte (los nacionalistas, por ejemplo) pueden llegar a tener un gran peso político; 4) los partidos de ámbito nacional pero con gran dispersión territorial del voto tienen una representación muy inferior en el Parlamento de la que les correspondería de acuerdo a sus resultados reales en número de votos.
Electoralmente hablando, la abstención es neutra, es decir, si en una circunscripción hay un 50% de abstención, los escaños se reparten según la Ley D'Hont entre los partidos según el número de votos obtenidos, aunque obtengan la mitad que si no hubiera tanta abstención (NOTA: también es neutro el efecto de los votos nulos, pero no el de los votos en blanco, que "resta" votos en el cómputo total: suele considerarse que los votos en blanco favorecen a los partidos mayoritarios y perjudican a los minoritarios).
¿He dicho que la abstención es neutra? Aparentemente si, pero si razonamos un poco, llegaremos a otra conclusión. El razonamiento que voy a exponer se basa en preguntarse ¿quien se abstiene? Como hemos dicho antes, hay un gran porcentaje de ex-votantes de otros partidos que piensan abstenerse en estas elecciones. Por supuesto, no son todos los abstencionistas, sino una buena parte, que podríamos estimar en la mitad más o menos. La otra mitad se abstiene siempre, y son lo que suele llamarse "abstención estructural". Pues bien, si dejamos aparte la abstención estructural y nos fijamos en los ex-votantes de otros partidos que se van a abstener, vemos que es gente con la suficiente capacidad crítica y sensibilidad como para reaccionar ante la situación política actual, claramente impopular, plagada de escándalos, casos de corrupción impunes, abusos de poder y desprecio de la ciudadanía y de sus derechos. Y esto ya no es neutralidad: la abstención resta efectivos críticos con el sistema, y por ese mismo motivo, favorece que un sistema corrupto como el que rige actualmente en España se perpetúe. Si me permiten sintentizarlo así, la abstención deja la decisión en manos de los menos críticos, los más recalcitrantes defensores del sistema podrido.
En resumen, en la situación en la que actualmente se encuentra nuestro país, es absolutamente necesario y urgente un cambio de rumbo que devuelva la política a los ciudadanos, arrebatándosela a un "casta" política que se la ha abucharado impunemente gracias entre otras cosas a un sistema electoral muy sesgado y cerrado, que esos mismos políticos, beneficiarios principales de ese sistema, se niegan a cambiar. Las urnas pueden potencialmente cambiar ese rumbo, pues el sistema no es perfecto y puede fallar en alguno de sus flancos. Y el flanco débil se ha empezado a manifestar ahora en forma de una situación política tan escandalosa, tan abusiva, y tan manifiestamente antidemocrática que ha hecho perder apoyo a los principales partidos que se han repartido hasta ahora el poder político. Y lo ha hecho en una proporción tan grande que no tiene precedentes en España. Ello abre la posibilidad real de cambio. Sin embargo, la abstención es una clara amenaza para ese cambio, pues si bien actúa de un modo "neutro" a los resultados, en realidad lo que hace es permitir que las pérdidas electorales de esos partidos no tengan consecuencias, es decir, que se perpetúen en el poder más años, y con ello persista más tiempo el sistema corrupto que nos gobierna.
Creo que queda bien claro que abstenerse en las próximas elecciones equivale a regalar un balón de oxigeno a los que nos han llevado a esta terrible situación actual. Si queremos salir de ella, tenemos una oportunidad en las próximas elecciones. Tenemos las europeas en mayo próximo, una año después las autonómicas y municipales y 6 meses después las generales. Vayan calentando motores y pensando en alguna opción a quien darle su voto. El siguiente post versará sobre este peliagudo y difícil tema, que es el causante de gran parte de la abstención creciente: ¿a quien votar?
¡Salud y Megapraxis!
Qué bien explicadito punto por punto. Coincido con lo que cuentas. Principalmente en que la masa a-crítica seguirá votando a su partido de cabecera, así que si la masa crítica no se moviliza, mal. Y sí, la dispersión de voto es un problema con el sistema D'Hont, pero claro, eso del "voto útil" es un arma de doble filo...
ResponderEliminarEspero con ganas el siguiente post :) Saludos!
Gracias Bettie!
EliminarPor cierto, que resumen me has hecho en tu comentario: tu capacidad de síntesis es asombrosa, y apuesto a que no has tardado ni 1 minuto...
Admiro tus cualidades como escritora, que demuestras cada día en tu "Cuaderno de retales" (¡qué producción, madre!), y me siento muy honrado de tenerte como lectora y comentarista.
El tercer post está emergiendo ya!!!
¡Salud y megapraxis!
Gracias. Es asombrosa la cantidad de gente que a estas alturas desconoce los significados de ABSTENCIÓN, VOTO EN BLANCO Y VOTO NULO.
ResponderEliminarSuelo poner un ejemplo excesivamente "facilón". Cómo en una votación entre 10 el resultado de 3 votos puede significar MAYORÍA ABSOLUTA": 5 se quedan cómodos en sus casas, o sea, se abstienen. 1 vota A, 1 vota B, y 3 votan C. El partido C se proclama, solo con 3 votos sobre 10, con la "mayoría absoluta" de la totalidad de 10.
Hola Mª Dolores. Perdona que haya tardado tanto en contestar. Agradezco tu comentario, que es muy acertado, y muy claro el ejemplo que das de cómo una minoría puede generar una mayoría absoluta. Conviene recordarlo. Por cierto, sigo tu blog y admiro tu forma de escribir y tu valentía al expresarte tan abiertamente en libertad, en unos tiempos en los que no está el horno pa bollos. Gracias.
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