Estamos en plena (re)-campaña electoral, a 8 días de las elecciones generales, las segundas en 6 meses. Esta circunstancia tan especial se debe a unos resultados electorales sin precedentes en las anteriores elecciones del 20 de diciembre pasado, que no han dado como resultado un gobierno por falta de apoyo mayoritario a un candidato a la investidura en el Congreso. Es curioso que nadie hubiera previsto que esto podría pasar, ni siquiera los próceres que redactaron la Constitución de 1978, aún vigente tras 38 largos años, y en consecuencia, tengamos que repetir el proceso 6 meses después, En estas circunstancias, quiero compartir algunas reflexiones aqui, con la esperanza de que sirvan para al menos discutir sobre ello y abrir el campo de debate un poco más allá de lo que permiten los canales de comunicación habituales, bastante estrechos estos días.
Primera reflexión: Los resultados del 20 de diciembre han sido consecuencia de un proceso, iniciado hace unos cuantos años, de pérdida de credibilidad del sistema político, que está ocurriendo no solo en España sino que es bastante global. El por qué se ha producido esa pérdida es obvio: el poder político no solo se ha olvidado de trabajar para el bien común, como es su obligación, sino incluso de disimular que para quien realmente trabaja es para el poder económico, el cual ostenta el poder real. Esto se ha ido haciendo cada vez más evidente, sobre todo en los ultimos años. Podemos rastrear en la historia reciente ese desencuentro creciente entre el sistema y la gente de a pie: Uno de los acontecimientos que más claramente lo evidenció fue el malestar ante la invasión y subsiguiente guerra de Irak en 2003. que condujo a múltiples protestas populares bajo las consignas de "Paremos la guerra" y "No a la guerra". A nivel nacional, este desencuentro ha brotado en diversas ocasiones, las más notables quizá sean las protestas espontáneas tras el atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid (11-M) y las acampadas del 15M en 2011 en la Puerta del Sol de Madrid y en muchas plazas a lo largo de todo el territorio nacional. Esa pérdida de confianza ha provocado que a ambos lados del espectro político, derecha e izquierda, se haya producido una fractura. Mientras los partidos tradicionales han sufrido un importante retroceso, nuevos partidos emergentes avanzan a ambos lados en un intento de tomar el relevo. Este proceso se ha ido siguiendo en este blog en diversas entradas desde 2013, en particular en una serie de posts iniciados a principios de 2014 sobre la "nueva geometría electoral" (31-1-2014; 4-5-2014; 19-5-2014; 11-1-2015; 14-12-2015 y 21-12-2015) de la cual este post forma parte. Este proceso continuará después de las elecciones del 26-J, que en este sentido debemos considerar como un paso más en el camino que configura el cambio que está experimentando nuestra sociedad. Los resultados de esas elecciones habrá que interpretarlos en clave de ese proceso, y no como un simple reparto de poder para los cuatro años siguientes, que es como habitualmente se interpretan. Las cosas ya no van a ser nunca como antes, y cuanto antes lo asumamos, mejor.
Segunda reflexión: El contexto europeo es importante, pues enmarca y encorseta nuestras posibilidades y condiciona nuestra capacidad de maniobra. La Unión Europea (UE) no ha sido ajena al proceso de pérdida de confianza en el sistema, sino que ha sido actor principal, propiciando políticas anti-personas, menoscabando derechos y sembrando la indignidad por doquier. La UE ha dejado de ser ese espacio de bienestar social y económico, de derechos, de igualdad, transparencia, solidaridad, ese espejo en que se miraban los demás países que aspiraban a mejorar la vida de las personas, y se ha convertido en todo lo contrario: la Europa del egoismo, de la mezquindad, de las barreras, de la desigualdad... ¿Quien quiere pertenecer a esa Europa? Carece del más mínimo atractivo, y por eso las fuerzas centrífugas amenazan con desintegrarla: ya no compensa pertenecer a la UE, especialmente a sus integrantes más ricos, que quieren abandonarla cuanto antes (Reino Unido vota en referendum el próximo jueves si abandona la UE o no). Es una Europa en pleno desmoronamiento moral, dispuesta a dilapidar sus valores y su prestigio por dar satisfacción a banqueros y grandes corporaciones que carecen de humanidad. No parece fácil en esta UE hacer prevalecer la sensatez, hacer que se abandonen las políticas de supuesta "austeridad", que no es tal, sino precariedad, desigualdad, pobreza e indignidad, que no han hecho sino empeorar la situación. No va a ser fácil imponer otra política distinta, mas racional, más pensando en el bien de todos, y no sólo en el de los poderosos. Grecia fue el chivo expiatorio elegido por la UE para mostrar a los demás países miembros que no había alternativa: que no se podía elegir: que fuera quien fuera a quien votaran los electores, se iba a hacer lo que la troika decidiera, en un acto de liquidación de la democracia descarado y sin precendentes. El mensaje de la UE parece ser, parafraseando a Vito Corleone: "votad, votad, que nosotros ya haremos una oferta a vuestro elegido que no podrá rechazar". Se ha entablado una lucha dialéctica entre dos modos de entender la política y la sociedad misma: aquellos que detentan el poder en la actualidad, y que abogan por la desigualdad, las barreras y las castas, y los que se oponen a ese statu quo, y luchan por la igualdad, la libertad y la solidaridad entre las personas. Es necesario un cambio, por lo tanto, que devuelva el poder a quien nunca debió perdero: el pueblo soberano, del que, según la Constitución, "emanan los poderes del Estado". La meta del cambio, por tanto, no puede (ni debe) limitarse a España sino que debe situarse en Bruselas.
Tercera reflexión: ¿Qué podemos esperar tras estas elecciones? Pues será un pasito más en el camino que conduce a un nuevo equilibrio de poder, que tendrá seguramente más etapas. El proceso ya se ha iniciado. Las encuestas pre-electorales dicen que no va a haber grandes cambios con respecto a las elecciones de hace unos meses, pero suelen equivocarse bastante, y sus equivocaciones suelen ir predominantemente en un sentido: subestimar la magnitud del voto por el cambio, y sobreestimar el voto al statu quo. A estas alturas ya sabemos que el voto a nivel estatal se concentra en 3 partidos políticos (PP, PSOE y Ciudadanos) y una coalición electoral constituida por partidos de izquierda, Unidos Podemos (procedente de la fusión de Izquierda Unida+EQUO y Podemos+Mareas). Los partidarios del statu quo actual son los tres partidos citados (que, por ejemplo, votan conjuntamente medidas en la UE en favor de tratados como el TTIP, verdaderos pilares de la política neoliberal que rige en la UE), y los que lo cuestionan y desafían son los de la coalición Unidos Podemos. Todo parece indicar que ésta última formación superará al PSOE (segundo partido más votado en las útltimas elecciones) pasando éste al 3º puesto por primera vez en la historia de la democracia reciente en España. Se da la paradoja que el PSOE, viendo disminuir su expectativa de voto en favor de Unidos Podemos, intenta detener esa sangría atacando a ésta formación, pero cuanto más la ataca, más votos pierde por la izquierda, pues se pone en evidencia como un partido contrario al cambio que con toda seguridad ansían sus votantes. Este error estratégico le puede costar muy caro al PSOE. Su homólogo griego, el PASOK, ha desaparecido prácticamente del mapa por lo mismo, y hay muchos otros partidos de corte "socialdemócrata" en Europa en trance de desaparecer del mismo modo.
Así, con un PSOE en caída libre, y un flanco derecho tirando a estable, la coalición Unidos Podemos tiene muchas posibilidades de crecer, pero ¿será suficiente? ¿cuales son las perspectivas del voto anti-troika? Pues pocas: por mucho que crezca, Unidos Podemos no va a alcanzar una mayoría que le permita gobernar tras las próximas elecciones generales. No parece, por otro lado, que un acuerdo por la derecha PP-Ciudadanos sume como para permitir un gobierno derechista como el que hemos tenido hasta ahora. Eso solo podría ocurrir si el PSOE lo permite (y muchos dirigentes de este partido, los de su ala más "conservadora" se han manifestado partidarios de esa posibilidad). Ese tipo de "gran coalición" anti-cambio es bastante probable. Solo un acuerdo Unidos Podemos-PSOE daría al traste con esa posibilidad, permitiendo un gobierno de cambio, pero el PSOE ya ha manifestado que está muy lejos de esas posiciones. Así, se da otra paradoja con el PSOE, que es que sus votantes, fundamentalmente gente de izquierda, temen que si votan a su partido acabe gobernando la derecha, y sienten que para que la izquierda llegue al gobierno, no deben votar a su partido. Eso puede acabar alejando definitivamente los votos del PSOE de las urnas.
Reflexión final: En resumen, las perspectivas para este 26J son que es muy difícil que en esta ocasion salga un gobierno anti-troika. Si, a pesar de todo, se alinean los astros y sale un gobierno de izquierda, éste tiene pocas posibilidades de modificar las políticas dictadas por la troika en la UE. Pero por algo se empieza: ya no sería sólo Grecia. quizá los demás países de la UE pondrían sus barbas a remojar, comenzando a poner en marcha un nuevo ciclo político menos indigno, más comprometido con el pueblo soberano, menos entreguista frente a los poderes económicos. Puede que el péndulo se situara otra vez en el lugar de donde nunca debió moverse: alineado con la justicia, la igualdad, la libertad y la solidaridad entre los pueblos de Europa.
¡Salud y megapraxis!
(PD: Y recuerden: la abstención no es neutra, véase post del 31-1-2014).
Dedicado a Bettie Jander :-)
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- Megapraxis
- ¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.
sábado, 18 de junio de 2016
Nueva geometría electoral, 2016: Reflexiones
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Oooooh ❤ Post dedicado ❤ Jajaja. Perdona, con el fin de curso y las oposiciones estoy un poco out. Y también algo hastiada de la situación, para qué mentir. Aun así, temiendo que estaría de viaje, voté por correo. La abstención todavía no me la planteo. Tengo bastante aguante, supongo jaja.
ResponderEliminarGracias por el post. Interesantísimo, como siempre.
Un beso.