"Vengo a hablar de lo que puede surgir de dentro mismo del levantamiento. Tal vez por afán de organización, de realismo, por cosas que os han enseñado en la escuela esa de la existencia, que está dominada por el dinero, podéis caer en proclamaciones, en pancartas que efectivamente están sirviendo para hacer lo mismo que ellos hacen, con los mismos medios. De manera que es contra eso contra lo que voy a hablar este poco rato.
Para evitar eso en lo posible, lo primero que hay que hacer es no aprenderse el lenguaje del poder, el lenguaje de los políticos, los comerciantes, los financieros, los hombres asentados en el poder, no aprenderse su lenguaje ni sus vocablos, no intentar hablar en revolucionario pero utilizando los términos que el poder utiliza. Eso no puede ser. No hay por qué saber qué es tasa de paro, que es F.M.I. que, por fortuna en estos momentos ni me acuerdo de lo que es, qué es D.N.I. que, por supuesto, sí me acuerdo, maldita sea, ni tampoco estadística, ni tampoco cancerígeno, ni cualquiera de los términos que os han hecho aprender a través de los medios y de las escuela.… No se puede emplear el lenguaje del poder. El lenguaje del poder está ya viciado en sí. No se puede acudir a las jergas ni políticas, ni filosóficas, ni literarias establecidas por ahí. El único lenguaje de la protesta es la lengua corriente y moliente, esta en la que os estoy hablando. No os enseñaré probablemente ninguna otra cosa, pero si os enseñara con mi ejemplo que con la lengua corriente, la lengua vulgar, se puede decir todo lo bueno que haya que decir, ya me contentaría con haberos enseñando algo. Esto es lo primero que no hay que hacer."
(Si quieres leer el discurso entero, pincha aqui),
En resumen, no empleemos el lenguaje retorcido de los de arriba, porque si lo hacemos acabaremos actuando como ellos. Usemos nuestras palabras, que nos indicarán el camino hacia donde dirigir nuestros pasos, y no hacia donde otros nos quieran mandar.
¡Salud y megapraxis!
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