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¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Un año de blog

Hoy se cumple un año desde que se publicó la primera entrada en este blog (El préstamo) y toca hacer balance. El año 2011, 4º año de la crisis, ha sido raro, y ello ha influido bastante en un blog que no quiere "pegarse" demasiado a la actualidad, aunque ésta ha sido tan intensa que no ha quedado más remedio que hablar de ella. En este primer año de vida hemos publicado 24 entradas, una cantidad modesta, pero en un blog como este, que persigue la reflexión y el análisis, la cantidad no es una prioridad.
Entre las modestas aportaciones de este blog hay una variedad de temas, con incursiones en política, economía, ciencia y razón, aunque siempre manteniendo un nexo común, un "fondo" propio y característico, consistente en explorar los límites de los paradigmas dominantes, a veces solamente para definirlos y fijar su posición, y otras veces para someterlos a la dura prueba de confrontarlos con la realidad y enfrentarlos a sus contradicciones. Mención aparte merecen las entradas que hemos etiquetado como "Cuentos del 15-M" y que surgieron de forma inesperada, como el propio movimiento 15-M. No hay duda que este movimiento ha influido en este blog, como en tantos otros aspectos. Es motivo de reflexión (que bien valdría una futura entrada) el efecto catalizador que ha tenido este movimiento, al poner de manifiesto tan clara y contundentemente un descontento social que ya estaba presente hacía tiempo en mucha gente, si bien disperso y sin forma. Algunas entradas de este blog, anteriores al 15 de mayo, así lo atestígüan. En ellas ya estaba "el espíritu del 15-M". La virtud de este movimiento ha sido la de aglutinar ese sentimiento de frustración, de impotencia, fraguado tras años de injusticias, de olvidos, de desprecios por parte de los "de arriba", los que detentan el poder.
Los "cuentos del 15-M" son algo imprevisto e inesperado, que no estaba en el guión cuando creamos el blog. Son fábulas con su moraleja, sin más pretensiones que servir mejor para exponer los límites de una conducta o las contradicciones de una sociedad, algo que a menudo expresan mejor los cuentos y ficciones.
A medida que el blog ha ido creciendo, lo ha hecho su público. Nunca aspiramos a una gran difusión, la verdad, aunque nos sentimos muy orgullosos del hecho de que hace pocos días rebasamos la cifra de 1000 visitas. Estamos muy agradecidos a los lectores que han mostrado interés por los contenidos publicados en este blog. La mayor parte de las visitas proceden de España, como es de esperar, por usar el idioma español y por muchos de los temas tratados, porque aunque el blog tiene aspiraciones universales, no deja de estar influido por las coordenadas del lugar desde donde se escribe. Sin embargo es muy grato comprobar que algo de universal tiene cuando se reciben muchas visitas de todos los rincones de la Tierra (sin descartar que algunas correspondan a españoles fuera de España). Es muy interesante el hecho de que el segundo país de origen de las visitas a este blog sean los Estados Unidos de América, seguido de Alemania y Francia. Por continentes (si contabilizamos solo visitas de fuera de España) gana América, con una componente muy importante (lógicamente por el idioma) de países latinoamericanos, encabezados por México y Argentina, aunque hay visitas de prácticamente todos los países latinoamericanos. Europa aporta también bastantes visitantes, destacando Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia, Suiza, Holanda y Bélgica. Todo esto refleja la absoluta globalidad de Internet, este nuevo y poderoso medio.
Consideramos que todo lo anterior ha sido muy positivo, y nos anima a seguir escribiendo. Cremos en el poder transformador que pueden tener estas modestas aportaciones para intentar conseguir que el mundo mejore. Animamos a los lectores a participar en este empeño enviando sus comentarios, todo lo críticos que consideren oportuno (faltaría más), que siempre son bien recibidos. Del contraste de opiniones surge a menudo la novedad, motor del cambio.
A todos los lectores queremos enviar un mensaje para el próximo año: de la actitud combativa, inconformista, luchadora, que mostremos todos depende que el 2012 sea un año próspero para todo el mundo, o lo siga siendo solamente para los pocos de siempre.

FELIZ Y MEGAPRÁCTICO 2012





jueves, 15 de diciembre de 2011

Neolengua (I): gobernanza, empoderamiento y excelencia


Orwell lo anticipó en "1984": la "neolengua" (*) (newspeak) sería el lenguaje perfecto en un régimen totalitario perfecto. Sigue sorprendiendo la capacidad de Orwell para anticipar el porvenir. En muchos aspectos (y para nuestra desgracia) podemos reconocer en la sociedad actual aproximaciones peligrosas a la sociedad fabulada en "1984". En esta entrada nos fijaremos en un aspecto en particular: la proliferación de términos que bien podrían constituir el embrión de una neolengua de estos tiempos. Nuevos términos surgen como setas en el lenguaje político, lo que no deja de ser inquietante, sobre todo por que ya no se trata de política-ficción, sino de la realidad. Surgen insidiosamente, y cuando lo hacen, lo hacen con aplomo, con autosuficiencia, como si hubieran existido toda la vida y fueran normales. De hecho, pareciera que todo el mundo debiera saber a qué se refieren, pero a la postre, nadie lo tiene claro. ¿Por que? Pues porque en ellos hay algo, una condición previa, un "misterio" que deben preservar, un misterio solo para iniciados. Es esta la verdadera finalidad de estos términos: serían inútiles si todo el mundo llegara a conocer su significado. Al fin y al cabo, aún hay clases, y la clase política tiene que distinguirse de la plebe, y un lenguaje inventado ayuda. Términos como "gobernanza", "empoderamiento" y "excelencia" subyugan a ingenuos y entusiasman a conversos neopolíticos. A continuación intentaremos adentrarnos en sus "misterios".

Gobernanza
Esta palabra aparece en el Boletín Oficial del Estado (BOE) 225 veces, pero antes de 2005 era prácticamente inexistente. Desde entonces ha ido aumentando su frecuencia, pero es en los dos últimos años cuando ha "triunfado". Tiene que aparecer en cualquier decreto que se precie. ¿Alguien sabe qué quiere decir "gobernanza"? Desde luego, el revisor de texto de Word no, porque la marca como desconocida (si te descuidas, te la cambia por "gobernanta", que si viene en el diccionario).Vamos a poner unos ejemplos a ver si sacamos algo en claro.
"El Comité Consultivo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud actuará como órgano especializado, colegiado y permanente de consulta y participación social en las políticas de salud pública, de tal modo que se asegure una adecuada gobernanza del sistema." (BOE)
"Más de treinta años después de la entrada en vigor de la Constitución, formando parte España de la Unión Económica y Monetaria Europea, que consolida y proyecta sus competencias en el marco de una creciente gobernanza común..." (BOE).
Este tipo de frases se repiten en textos oficiales como el BOE, los textos de cualquiera de las instancias de la Unión Europea, y los de muchos organismos internacionales (en inglés, "governance" es igualmente "neolengua", con el mismo carácter misterioso, relacionada con "government", gobierno, pero no igual).
Pero no es solo en el BOE o en otros textos oficiales, donde esta palabra prolifera. En las noticias de los medios de comunicación es cada vez más frecuente encontrársela en frases como las de los siguientes ejemplos:
 "Asistimos a la colonización de la política por parte de exigencias de los mercados", ha advertido De la Vega, que con estos argumentos ha reivindicado "dar pasos decididos hacia un sistema global de gobernanza" para controlar más y mejor a los poderes económicos."  (ABC 17/10/2011)
O  este otro:
"...La actividad bancaria en nuestro país recaerá mayoritariamente en los bancos comerciales, que cuentan con una gobernanza equiparable a la de cualquier entidad financiera internacional" (El País, 22-10-2011).
Parece que quiere decir algo entre "control", "administración" y "gobierno". Es posible que el significado oculto, el misterio de esta palabra sea en realidad la desconfianza en palabras como "gobierno" porque no confiere a la frase la idea adecuada de "control". "Gobernanza" posee además un cariz de poder y de mando. Si bien este palabro neolingüístico tiene que ver con mandar, gobernar, controlar, administrar, es probable que ninguna de estas palabras sirva al poder, sea político o económico (es el mismo en realidad), que necesita un término que no tenga la componente autoritaria de "mandar", la componente alienante de "controlar", y las connotaciones negativas (fomentadas desde el propio poder) asociadas con "gobernar" y "administrar", por estar éstas unidas a la idea de "ineficacia", algo a lo que han contribuido los gobernantes actuales, que desprestigian todo lo que tocan, pero que no se puede permitir un autentico término de la "neolengua" como es la palabra "gobernanza". En resumen, el poder ha tenido que reinventar la palabra "gobierno" y transformarla en "gobernanza", porque a estas alturas ya nadie confía en ningún gobierno.

Para terminar con esta palabreja neolingüística, dejo aquí la opinión del profesor Daniel Vila, quien recientemente interpretó la sutil sustitución de los términos "gobierno y gobernabilidad" por el de "gobernanza" como "una trampa para meter en el mismo saco los derechos de las personas físicas y de las jurídicas o sociedades mercantiles, cuyo barniz ideológico y propagandístico es la responsabilidad social corporativa, una engañifa orientada a que se reconozcan los mismos derechos al capital que a las personas"
Es muy probable que sea la interpretación más correcta, y válida para un buen número de términos neolingüísticos, Por cierto ¿se han fijado en la expresión "responsabilidad social corporativa"? Como neolengua, promete casi más que "gobernanza".

Empoderamiento
En el BOE se ha usado esta expresión 90 veces, de ellas el 90% desde 2005 y el 50% en los dos últimos años. Llama la atención una disposición de este último año en la que se emplea el término 18 veces. Como sigamos así el BOE va a pasar a llamarse "Boletín Oficial del Empoderamiento Español".
Según el "Diccionario panhispánico de dudas", empoderar es conceder poder a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida.
Al parecer ya existía este término en español, de modo que la actual proliferación del mismo es una resucitación del mismo (porque estaba muerto) ¿Que motivo ha hecho que sea necesario resucitar un palabro como "empoderamiento"? Se ve que no había otra manera de designar una acción que viene siendo cada vez más común: conceder graciosamente un poder a un colectivo. Se podrían usar otros términos, como "otorgar", "ceder", "conceder", "conferir", "transferir", "traspasar", "adjudicar", "asignar" poder...Pero no, ninguno de estos términos era suficiente y hubo que resucitar un término muerto. Pero si estaba muerto, sería por algo, ¿no? Una hipótesis probable es que fuese tan feo que nadie quisiera usarlo. En realidad, en inglés también se usa un término equivalente e igual de feo: "empowerment". Se ha usado con más empeño en relación con acciones institucionales dedicadas a mejorar la vida de colectivos de mujeres que padecen desigualdad, pobreza, injusticia, etc. A continuacion se citan algunos ejemplos:
"(El CJE-Consejo Juventud de España) ha apostado por la promoción de la juventud de origen extranjero a través de su participación en el tejido asociativo, la creación de redes, el empoderamiento y el liderazgo" (Europa Press, 9-12-2011).
"El mandatario estatal explicó que la estrategia de empoderamiento de las mujeres del gobierno de Chiapas se basa en cinco ejes: 1.- El derecho a una vida libre de violencia. 2.- Acceso a la salud. 3.- Acceso a educación. 4.- Empoderamiento económico, y 5.- Empoderamiento político. (La Jornada, 11-3-2011).
"ONU Mujeres, conocida formalmente como la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, aglutina a cuatro órganos anteriores de la ONU y representa el esfuerzo más ambicioso de las Naciones Unidas hasta ahora, orientado a acelerar las acciones para la igualdad de género" (Hoy Digital, 24-2-2011).
La propia palabra es en sí bastante increíble: ¿dar poder? O mejor dicho ¿cederlo? ¿a quien? ¿a colectivos desfavorecidos? ¿quien lo cede? ¿la ONU? ¿el gobierno? ¿el poder de verdad (el financiero, para entendernos)? ¿desde cuando está teniendo lugar esta cesión graciosa de poder a los desfavorecidos?¿Lo han notado éstos en algo?¿son un poco menos desfavorecidos desde que se les está "empoderando"? Lo dicho, neolengua. Vacía, pero imponente.

Excelencia
Para los españoles de cierta edad el término "excelencia" tiene unas connotaciones funestas. Hace no tantos años en España "reinaba" un fresco General (perdón por el clásico chiste, aparecido en la sección meteorológica de la revista "La Codorniz" en pleno apogeo de la censura franquista). Unos lo llamaban "patas cortas", (y otras muchas cosas menos condescendientes) pero otros lo adulaban (le hacían la pelota, vamos) con términos como "Su Excelencia". En los medios de información, así como en cualquier comunicación oficial, había que tratar al General como "Su Excelencia, el Generalísimo", palabras que solían abrir los "partes" de Radio Nacional (o los NO-DOs, etc) seguido de frases como "ha inaugurado un pantano en...". Sirva lo anterior para explicar que cuando un término adquiere unas connotaciones tan negativas, es difícil quitarle el sanbenito. A muchos españoles no nos suena bien lo de "excelencia", aunque la pobre palabrilla no tenga la culpa de ello.
Ahora en serio, en los últimos tiempos ha proliferado como las setas en otoño el término "excelencia" en ámbitos nuevos. Si tradicionalmente este término estaba asociado a "lo mejor", "lo más refinado", "lo que destaca  sobre lo demás" y se empleaba particularmente para designar la alta calidad en un determinado producto o servicio, hoy se ha extendido a otros ámbitos, y es en éstos donde se dan las connotaciones "neolingüísticas" de la palabra. Concretamente, ha invadido el terreno de la educación. Si examinamos la de nuevo el BOE, el Ministerio de Educación emitía a comienzos de la última década entre 6 y 7 documentos conteniendo la palabra "excelencia", mientras que estas cifras se multiplicaron por 10 a partir de 2010 ¡Otra vez los dos últimos años! (Un inciso:¿que ha pasado en los dos últimos años para que necesitemos utilizar palabras antes prácticamente desconocidas, muertas o fuera de su contexto natural?).
¿De qué hablan estas normas del Ministerio de Educación? Pues veamos un ejemplo. En la siguiente Orden
Orden EDU/2344/2011, de 16 de julio, por la que se publica la convocatoria para la subvención de acciones con cargo al programa de Estudios y Análisis, destinadas a la mejora de la calidad de la enseñanza superior y de la actividad del profesorado universitario en el año 2011.
la palabra "excelencia" aparece 20 veces. Por ejemplo, en el primer párrafo:
Para dar cumplimiento a lo anteriormente indicado e iniciar diversas acciones encaminadas a la innovación y la excelencia universitarias, se hace pública la presente convocatoria de subvenciones para el año 2011.
O más adelante:
La Universidad española se encuentra inmersa en una activa tarea de modernización de sus estructuras para adaptarse a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior, el Espacio Europeo de Investigación y la Agenda europea de modernización de la universidad, y en la búsqueda de la excelencia internacional, todo ello enmarcado en el entorno de la Estrategia Universidad 2015. 
Y así 18 veces más. Está claro que la "excelencia" ha cobrado mucha importancia para el Ministerio de Educación español. Nótese que existe una "estrategia" (Estrategia Universidad 2015) que enmarca todo esto. Se va buscando la "excelencia" en la Universidad. Se crean "Campus de Excelencia" en las Universidades. En investigación pasa lo mismo: se dan fondos para "proyectos de investigación de excelencia", se crean "grupos de investigación de excelencia". Pero no solo ahí. Comunidades Autónomas como la Comunidad de Madrid han adoptado la palabra "excelente" casi como una mascota, de forma que es imposible visitar uno de sus edificios oficiales sin tropezarse con ella una y otra vez. "Madrid excelente" es el lema del Gobierno de dicha Comunidad, que promociona en programas y campañas de propaganda institucional (costosísimos y que pagamos todos, viendo al mismo tiempo recortados los presupuestos dedicados a servicios esenciales como educación o sanidad en esa Comunidad). Lo más reciente es la creación del "Bachillerato de excelencia" (otra vez la educación), un programa especial para alumnos "de élite" que se imparte en centros de enseñanza especialmente habilitados por el programa y separados de los demás.
¿Cual es la intención de toda esta "estrategia" de búsqueda de "excelencia"? Según esta estrategia, al parecer no toda la educación puede, ni tiene por qué, ser excelente. Lo mismo la investigación, y los demás ámbitos donde se aplica este vocablo neolingüístico. Hay que diferenciar, distinguir y favorecer aquella parte que se distingue porque persigue "la excelencia". Hasta aquí todo normal. ¿Dónde está el misterio, pues?. ¿De qué hablan cuando dicen "excelencia"? El mensaje es: dos sistemas, dos calidades: la "normal" y la "excelente". La normal para los que no destacan, y la otra para los que lo hacen. Pero ojo, dos sistemas y una sola caja: los fondos se los llevan los excelentes. Si antes teníamos una caja para financiar un sistema digno, la estrategia de la excelencia consiste en separar fondos de la caja de la dignidad para mantener la excelencia a expensas del resto. Tendremos un bachillerato "de excelencia" para unos pocos, a costa de retraer esos recursos de un sistema educativo hasta ahora digno, pero que ya no vamos a mantener dignamente. Tendremos un Campus de Excelencia, a expensas de abandonar a muchas Universidades a su suerte, pues la excelencia siempre ha sido cosa de minorías. Tendremos investigación excelente bien financiada, a costa de abandonar al resto del sistema que no opera con los mismos estándares, porque no puede competir en igualdad de condiciones. Eso si, poca investigación, porque la caja es la misma, y si financiamos bien a una minoría es porque dejamos de financiar a la mayoría. Este es el misterio tras la palabra "excelencia". El mundo de, por y para los excelentes. Segregación. Castas sociales. Excelencia a costa de dignidad.

NOTAS: Hemos analizado algunos términos "sospechosos" de formar parte de la neolengua de hoy, pero hay muchos más que quizá podamos analizar en futuras entradas. Los lectores pueden enviar sugerencias, comentarios y sobre todo, términos "candidatos". Entre todos podemos construir un "observatorio de neolengua" muy útil en estos tiempos en que no se llama a las cosas por su nombre. Para ello pueden utilizar el enlace habilitado para enviar comentarios al final de esta entrada, o bien directamente el e-mail del blog: megapraxis@blogspot.com. Gracias a todos.


(*) Neolengua, en la acepción Orwelliana del término:
"El propósito de la Neolengua no era solo proporcionar un medio de expresión para la cosmovisión y hábitos intelectuales propios de los devotos del "IngSoc"**, sino imposibilitar todas las demás formas de pensamiento".
G. Orwell, 1984
**IngSoc: forma política totalitaria vigente en Oceanía, uno de los bloques geopolíticos en que se divide el mundo en la ficción de la famosa novela de Orwell.

lunes, 5 de diciembre de 2011

¡No os resignéis!

Vivimos un momento histórico. La Unión Europea, una construcción que surge de las ruinas de un continente asolado tras una guerra demoledora contra el fascismo, una construcción que surge con el propósito de evitar que sucediera de nuevo algo tan atroz como aquella guerra, se está desmoronando. Sus fundamentos, recordemos, la solidaridad, el bienestar, la justicia y la libertad, están siendo socavados desde dentro. Los actuales dirigentes políticos conducen a la Unión Europea a un callejón oscuro en el que aquellos valores por los que lucharon los fundadores se están dilapidando delante de los ojos de los europeos. Esos europeos que han luchado durante décadas para construir una sociedad libre, justa y solidaria, en el que haya sitio para todos y todos tengan los mismos derechos, no importa su origen o su credo o su sexo. Ese sueño europeo ahora se esfuma, se volatiliza, se consume en el ara del sacrificio en pos de la primacía de los mercados. Ya priman en Europa más los bancos que los ciudadanos, más la libertad del capital que la de las personas, más el beneficio privado que el bien común. Nuestros dirigentes, de cualquier signo, han mostrado no solo una vergonzosa falta de coraje para oponerse a esta situación, sino además una ignominiosa complacencia e incluso complicidad con la situación que se ha impuesto. No han defendido los derechos de los ciudadanos que les votan, sino que muy al contrario, han aceptado como inevitable un destino que nos lleva a todos a la ruina, a una Europa sin rumbo, sin futuro, sin libertad, sin solidaridad, sin democracia, sin derechos ciudadanos. A una Europa fascista. A la Europa de las cámaras de gas y de los holocaustos. A la Europa del exterminio.
Décadas de construcción de bienestar, de democracia, de libertad, dilapidadas en unos meses.¿Por que? Por una razón muy sencilla: por nuestra resignación. Cuando vimos que un político robaba y le seguimos votando, nos resignamos a soportar la corrupción. Cuando vimos a los consejeros de administración de un banco rescatado con dinero público irse con los bolsillos llenos de nuestro dinero y callamos, nos resignamos a que los bancos saquearan lo público impunemente. Cuando vimos cómo la policía ejecutaba una sentencia de desahucio dejando a una pobre anciana sin medios en la calle y no hicimos nada, nos resignamos a que la gente pudiera ser despojada impunemente, a que sus derechos (y los nuestros) pudieran ser pisoteados. Cuando vimos que los políticos, siguiendo instrucciones del poder real, el financiero, regalaban los bienes y servicios públicos a manos privadas, nos resignamos a quedarnos sin esos bienes y servicios que eran nuestros, sin recibir nada a cambio. Cuando vimos, en fin, que los poderosos, los de arriba, saqueaban lo nuestro, lo público, nuestras pensiones, nuestros ahorros, nuestras casas, nuestros colegios, nuestros hospitales, nuestro futuro...y no hicimos nada para evitarlo, fue entonces cuando nos resignamos a perder nuestra dignidad. 
¿Vamos a dejar que esto que está pasando ahora mismo en Europa nos termine de despojar de lo que nos pertenece? ¿Vamos a abandonarnos a las fuerzas del capital, el poder dominador de los de arriba? ¿Dónde están nuestros brazos, esos que otras generaciones anteriores alzaron contra la injusticia? ¡No os resignéis!¡Luchad!¡Luchad con todas vuestras fuerzas! Aún se puede hacer algo. Aún hay tiempo para revertir esta penosa situación. Los de abajo somos muchos, pero sobre todo, tenemos la fuerza de la razón. Sin nosotros, ellos, los de arriba, no son nada, pero nosotros seremos todo sin ellos. Ellos no tienen rumbo, porque el único propósito que les guía es su afán insaciable por ganar más dinero, y eso no es un rumbo, porque conduce a la muerte, y nosotros nos dirigimos a la vida. ¡No os resignéis a la muerte! ¡Poned rumbo a la vida! ¡A vuestra vida! ¡A vuestra libertad! ¡A la vida y la libertad de las generaciones futuras que no tienen por qué carecer de aquéllo que disfrutamos nosotros y que tenemos que saber conservar para ellos!
¡Adelante! ¡La lucha empieza hoy! ¡Ni un paso atrás! ¡Venceremos!

¡Salud y megapraxis!

domingo, 4 de diciembre de 2011

La subasta de órganos


Tras examinar las pruebas realizadas, el médico comunicó al Sr. Smallboot la mala noticia: su hija necesitaba un trasplante cardíaco, y para ello había conseguir el órgano a través de una subasta por Internet. Hacía algunos años que la sanidad pública había sido sustituida por un sistema de seguros médicos privados. La sanidad pública y muchas cosas más. Lo “público” fue erradicado como si se tratase de la peste. Ahora, si necesitabas un órgano, había que pujar bien alto para conseguirlo. Si no, mala suerte. Las pólizas no solían incluir este tipo de intervenciones, de manera que si tenías la desgracia de necesitar un transplante, debías contratar el servicio aparte. Por supuesto, esto estaba solo al alcance de unos pocos privilegiados, no solo por el precio de la intervención (al que había que sumar el del órgano en subasta), sino porque además a partir de entonces los gastos médicos se disparaban, y con ellos los precios de las pólizas. La población general no podía ni soñar con una intervención médica de este calibre.

Las subastas de órganos por Internet eran gestionadas por empresas especializadas que cotizaban en bolsa. Ocurría algo similar con los bancos de sangre: la “donación” voluntaria había sido sustituida por la compra de sangre a particulares. Los “bancos de sangre” eran igualmente gestionados por empresas privadas que también cotizaban en bolsa. El precio de la sangre y los hemoderivados lo determinaban las agencias de “hemorating”. Había 3 calidades, en función de la seguridad de los productos sanguíneos: sangre “de primera”, analizada individualmente; "de segunda", analizada por lotes, según un algoritmo estadístico que reducía el riesgo, pero no lo eliminaba, y "de tercera", sin control alguno. La primera categoría era cada vez más escasa, porque era muy difícil encontrar suministradores de sangre "seguros" toda vez que los que acudían por necesidad a vender su sangre se habían convertido en auténticos “sacos de virus”, por la falta de sistema sanitario eficaz. La salud pública era cosa del pasado. No importaba la sanidad de la población, sino la del individuo, que dependía de lo que pudiera pagar por mantenerla. La ausencia de control sanitario público trajo como consecuencia el auge de las enfermedades infecciosas, que se cebaban con la población con menos recursos, precisamente los principales “suministradores” de sangre de los bancos, con el consiguiente riesgo para las transfusiones.

La hija del Sr. Smallboot necesitaba un trasplante. Su corazón no latía bien. Un defecto genético. El corazón de los Smallboot era su punto débil. Por suerte, el Sr. Smallboot poseía una gran fortuna, amasada por su familia durante generaciones dedicadas al negocio de la banca. Siendo así, no tendría ningún problema en proporcionar un corazón a su hija, así como todos los cuidados médicos necesarios para restablecer su salud. El Sr. Smallboot era un liberal convencido, y por lo tanto un firme partidario de la medicina privada. “Cada cual –decía- tiene lo que merece en la vida. Si no te has hecho merecedor de riqueza suficiente para pagar un buen seguro médico, es por tu culpa, por no haberte esforzado bastante, y tú y tu familia debéis afrontar las consecuencias. Los que nos hemos esforzado no tenemos por qué cargar con los gastos de los que no lo han hecho”. Consistente con la ideología imperante, para el Sr. Smallboot “esforzarse” era un concepto amplio que incluía a las generaciones previas y las riquezas y posición que recibía uno en herencia.

Los órganos de “calidad” eran también escasos y ello hacía que alcanzasen precios muy elevados en las subastas. Esto no era un problema para el Sr. Smallboot. Sin embargo, a veces había que esperar cierto tiempo para conseguir uno que fuera compatible, lo cual si representaba un problema en este caso, porque era urgente. El Sr. Smallboot no estaba dispuesto a esperar, por lo que había utilizado su influencia para presionar a su seguro médico para que consiguiera un corazón compatible lo antes posible. Comprendieron que no había otra alternativa sino complacer al Sr. Smallboot y hablaron con LIFE-BIONICS, una empresa de servicios sanitarios, que entre otras cosas, se dedicaba al negocio de la compraventa de órganos y la gestión de bancos de sangre, para que, en lo posible, acelerara el proceso.

El Sr. Tobin trabajaba en LIFE-BIONICS. Antes había sido epidemiólogo en la Agencia Nacional de Salud Pública, un organismo estatal que velaba por el control de las enfermedades. Al no considerarse necesaria su actividad, cerró y todos los funcionarios que trabajaban en ella tuvieron que buscar nuevas ocupaciones. Al Sr. Tobin no le costó mucho encontrar trabajo en LIFE-BIONICS, dada su experiencia en el control de enfermedades infecciosas. Se ocupaba de la seguridad de los productos de la compañía. Tanto la sangre y hemoderivados como los órganos podían transmitir enfermedades infecciosas graves y debían someterse a pruebas que aseguraran su inocuidad. El Sr. Tobin se encargaba de ese control, cuyo objetivo era optimizar la relación entre el coste y el riesgo para la seguridad de los productos. El sistema de control esencialmente servía para proteger a la empresa ante las acciones legales que pudieran emprender afectados de posibles casos de contagio derivados del uso de los productos de la empresa. La seguridad se basaba en reducir el riesgo de trasmisión de enfermedades infecciosas a los más pudientes, que podían pagar caros abogados para demandar a la empresa. El resto no era relevante. Desde luego, LIFE-BIONICS no podía arriesgarse a que el corazón para la hija del Sr. Smallboot estuviera infectado por algún agente patógeno. El Sr. Tobin recibió instrucciones sobre la especial atención que merecía ese órgano.

El Sr. Tobin se sorprendió del hecho inusual de recibir 10 donaciones de órganos el mismo día. Ello aumentaba las probabilidades de encontrar un corazón compatible para la hija del Sr. Smallboot. Todos los órganos eran de niños fallecidos apenas unas horas antes. Al terminar los análisis, todos esos órganos serian subastados públicamente a través de Internet, y el precio sería en gran medida determinado por los análisis que iba a realizar el equipo del Sr. Tobin. El análisis genético realizado en esta ocasión –por la importancia que había cobrado el caso, y por el precio que probablemente alcanzaría alguno de los corazones en la subasta- fue el más completo disponible. No solo permitía comprobar la compatibilidad, sino también la ausencia de patógenos, así como los rasgos genéticos de los donantes. En cuanto se informara del resultado de los análisis, se procedería con la subasta.

Los análisis hallaron un corazón compatible apto para transplantar a la hija del Sr. Smallboot, de modo que el Sr. Tobin respiró tranquilo. Además, era un corazón sano, seguro, sin patógenos, aparentemente. Sin embargo, los análisis mostraban que tres de las diez donaciones presentaban infección por virus de la fiebre amarilla, por lo que esos órganos fueron desechados inmediatamente. La fiebre amarilla estaba causando brotes en la ciudad desde hacía algún tiempo. La quiebra de los sistemas de control de la salud pública y el abandono de los programas de vacunación habían provocado la vuelta de enfermedades que antes se consideraban superadas, como la polio, el paludismo o la fiebre amarilla.

El Sr. Tobin pensó con razón que esos tres casos de fiebre amarilla entre los donantes respondían a un brote en ciernes en la ciudad, y que probablemente habría más casos. La fiebre amarilla se transmite por la picadura de un mosquito y éstos ya abundaban a comienzos del verano, por lo que era de esperar un aumento de los casos a lo largo del verano hasta el otoño. Esta situación era preocupante para la gestión de la seguridad de las transfusiones de sangre y hemoderivados, asunto que concernía directamente al trabajo del Sr. Tobin.

A pesar de todo, el corazón sano y compatible con la hija del Sr. Smallboot fue subastado rápidamente, conforme a la urgencia del caso. El Sr. Smallboot pujó una fuerte suma y lo consiguió. La operación de trasplante se llevó a cabo en seguida y fue un éxito. La niña se recuperaba en una confortable habitación del hospital de lujo donde fue intervenida.

Pero había otro motivo de inquietud para el Sr. Tobin. Como epidemiólogo, sabía que al comienzo de una epidemia el virus podía resultar indetectable incluso para los sofisticados sistemas analíticos que empleaban en su empresa. Y si había nada menos que tres casos de fiebre amarilla entre aquellos 10 donantes de órganos, es que podía haber un vínculo entre ellos. ¿Existía ese vínculo con los demás donantes? Si esto fuera así, había cierta probabilidad de que incluso siendo negativos los análisis, los órganos que fueron considerados aptos para el trasplante podrían contener virus de fiebre amarilla viables, capaces de producir la enfermedad en los receptores del trasplante. Expuso estos razonamientos a sus superiores para solicitar realizar investigaciones de campo sobre el caso, pero se negaron, aduciendo que el contrato del Sr. Tobin prohibía expresamente hacer ningún tipo de averiguaciones sobre las muestras que recibía, y en especial sobre su origen. El Sr. Tobin decidió hacerlas por su cuenta y riesgo, sabiendo que no solo no podría contar a nadie aquello que averiguara, sino que podía meterle en un buen lío, pero era mayor su afán por conocer la verdad que cualquier otra consideración. Tenía contactos en la policía que le debían favores, y a ellos acudió. Le informaron que todos los donantes procedían de un único accidente, un autobús que transportaba niños de un colegio de huérfanos se salió de la carretera y chocó contra un pilar, a consecuencia de lo cual murieron 10 niños. Muchos heridos fueron atendidos en un hospital cercano. Ese mismo hospital gestionó las donaciones y llevó a cabo las extracciones de los órganos. LIFE-BIONICS adquirió los derechos de subasta de los órganos a este hospital, que formaba parte de la red del seguro médico del Sr. Smallboot. Fue al colegio y habló con el director, el cual le dijo que los niños iban a una excursión programada el día anterior. Le habló de que el colegio pertenecía a una fundación, uno de cuyos principales socios era el Sr. Smallboot. Le confirmó que los órganos fueron donados por la fundación, tutora legal de los niños fallecidos. No se trataba de una verdadera “donación” porque en realidad recibirían un porcentaje del dinero obtenido en subasta de cada órgano. Sobre la fiebre amarilla, aún no se había detectado ningún caso en el colegio.

El Sr. Tobin se fue a su casa un tanto turbado. Había oído rumores acerca de redes de tráfico ilegal de órganos para trasplantes y su relación con las desapariciones que desde hacía algún tiempo se habían multiplicado en la ciudad. No había cifras oficiales, ni aparecían en las noticias –la explicación oficial era que no era conveniente informar sobre ellos para no perjudicar las investigaciones- pero debían de ser bastantes cuando todo el mundo tenía un caso más o menos “cercano”, un conocido o un familiar, que había denunciado la desaparición de alguien en su entorno. Pero este caso iba más allá. El origen de los órganos era claro: un accidente aparentemente normal, pero plagado de “casualidades afortunadas”. Por un lado, la cercanía del lugar del accidente y un hospital “demasiado preparado” para atender a los heridos, pero sobre todo, extraer los órganos de los cadáveres de los niños fallecidos (un policía le dijo que llegaron antes que los heridos); por otro lado, la forma en que se organizó la excursión en el colegio, de repente y sin preparación; y, por último, la omnipresencia del Sr. Smallboot en todo aquello. Olía mal, pero tampoco había ninguna prueba.

Pasaron unos días y la hija del Sr. Smallboot sufrió complicaciones y finalmente murió de fiebre amarilla. El Sr. Smallboot emprendió acciones legales contra LIFE-BIONICS. Una investigación interna puso de manifiesto que el Sr. Tobin había informado que era importante hacer una investigación de campo para descartar la presencia de virus de la fiebre amarilla en el corazón trasplantado, pero que su superior la había rechazado. El Sr. Tobin se libró por poco, pero su superior se suicidó, no sin antes dejar una carta aclaratoria dirigida al juez. En dicha carta explicaba los detalles de una operación para conseguir a toda costa un corazón compatible para la hija del Sr. Smallboot, propiciada por la presión que ejerció éste sobre su compañía de seguros, y que ésta transmitió al resto de las partes. El accidente fue provocado. La carta daba todo tipo de detalles y pruebas que lo demostraban. La finalidad última era obtener el ansiado corazón para la niña enferma. El juez determino la responsabilidad de cada parte. Al Sr. Smallboot, si bien reconocieron que no participó directamente en el asesinato, y ni siquiera sabía acerca de su comisión, si jugó un papel central como instigador. Fue condenado a 10 años de prisión por ello, si bien el gobierno le indultó antes de empezar a cumplir condena. La prensa unánimemente defendió su inocencia, en parte porque era accionista importante de los principales medios, en parte porque era cliente (anunciante) principal de los demás. El Sr. Smallboot sin embargo no comprendió el sentido de todo aquello, y finalmente se suicidó, poniendo fin a la saga de banqueros más importante del país. Sus bienes fueron a parar por propio deseo suyo a obras de beneficencia. Fueron creadas numerosas casas de huérfanos, necesarias en aquellos tiempos en los que la esperanza de vida estaba por debajo de los 50 años.

El mundo siguió siendo imperfecto. Gente inquieta como el Sr. Tobin lo ponían de manifiesto en cuanto decidían actuar por su cuenta. Gente como el Sr. Smallboot creían que el mundo era perfecto hasta que la imperfección se mostraba delante de sus ojos en toda su crudeza, acusándoles, y entonces algunos no podían resistirlo y se suicidaban.



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viernes, 18 de noviembre de 2011

El sacrificio (fábula neolítica sobre las crisis y cómo afrontarlas)

Aunque se trataba de un rito muy extendido, Tridia no se fiaba, y no era la única. Los druidas y caciques de su tribu, al igual que los de las demás tribus de la comarca, sostenían que el ritual mantendría a raya a los malos espíritus, esas malas influencias que eran la causa inequívoca de la penosa situación en la que se encontraban. El ritual consistía en sacrificar una cabra en el altar de la aldea. La sangre del animal, untada con grasa en la frente y el pecho de los miembros de la tribu, les protegería del mal. Desde hacía tiempo la desgracia se había ensañado con los pueblos de la comarca. Graves sequías habían provocado malas cosechas; las plagas se cebaban con el ganado; la escasez de comida condenaba al hambre a aquellas gentes que habían conocido la abundancia en épocas no tan lejanas. Otros pueblos de la comarca llevaban más tiempo que ellos sacrificado cabras, lo cual, según los druidas, había evitado males mayores. De hecho, sostenían que cuanto mayor era el sacrificio, más protegidos quedaban. Según ellos, la magnitud del sacrificio tenía que ser pareja a la magnitud de la desgracia que se pretendía evitar. Se decía que en algunos pueblos cuya situación era especialmente grave se había empezado a sacrificar niños con el fin de alejar la desgracia.  Sin embargo, algunos pensaban que esto ocurría porque no quedaban cabras que sacrificar.
Tridia no se fiaba, y no era la única. Ella, al igual que otros habitantes del pueblo, no encontraba satisfactoria la explicación que les daban los druidas y los caciques, sobre las causas de aquella penosa sucesión de desgracias que les afectaba tan severamente  Las dudas acechaban ¿que habían hecho para provocar la ira de los espíritus? ¿por qué les castigaban tan severamente? ¿de qué modo sacrificar animales y untarse con su sangre iba a protegerles del mal? Tridia comenzó a atisbar una explicación alternativa: la sequía había provocado malas cosechas, y ello debilitó al ganado, que empezó a caer enfermo; todo ello redujo la comida disponible y extendió el hambre y la enfermedad en los habitantes de la comarca. La solución adoptada era contraproducente: sacrificando cabras u otros animales no solo no iban a evitar sus problemas sino que los iban a agravar, pues la comida iba a escasear aún más. Es más, la unción de sangre de animales enfermos, como la mayoría de los que se sacrificaban, parecía tener relación con aquella plaga de enfermedad febril que había empezado a afectar a muchos de los habitantes de la comarca coincidiendo con el auge de los sacrificios. Y todo eso por no hablar de los sacrificios de niños, verdadero suicidio colectivo para estos pueblos que estaban de esta manera comprometiendo su supervivencia.
El día señalado para el sacrificio, los druidas mandaron traer una cabra. Eligieron una cabra sana y hermosa.  La llevaron al altar, donde procedieron con el ritual. Los habitantes del pueblo, hambrientos, enfermos, cansados, desanimados, asistieron impávidos al desangrado de la cabra. Tridia no aguantó más. Gritó: ¡vamos a comernos la cabra! Otros gritaron: ¡repartámosla entre todos! ¡las mejores raciones para los enfermos y los niños! Los druidas no podían creerlo. El consumo de la carne de la cabra sagrada traería un sinfín de desgracias al pueblo y así lo advirtieron a quien quiso escucharles, pero la mayoría del pueblo se abalanzó sobre la cabra, comenzando a despiezarla y a repartir los despojos. Los caciques advirtieron que si no se efectuaba el ritual tal y como lo hacían en otros pueblos, nunca cesarían de ocurrir desgracias. Pero ninguna de estas advertencias desanimó a aquellos seres hambrientos, que dieron buena cuenta de aquella hermosa cabra.
Con el estómago lleno, aquellas gentes emprendieron sus labores con más empeño que hasta entonces, pues el hambre y la enfermedad son malos compañeros del trabajo productivo. Araron los campos, sembraron, construyeron corrales para separar a los animales sanos, cuidaron de sus familiares enfermos con más fuerza...y la lluvia, que, aunque a veces tarda en aparecer, al final siempre llega, cumplió su eterno papel en el ciclo de la vida. Volvió la abundancia a la tribu. Los druidas y caciques revisaron sus teorías, y Tridia fue recordada como la que cambió la forma antigua de pensar por otra mucho más interesante y poderosa. Se llamó razonar.



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miércoles, 12 de octubre de 2011

Liberalismo asimétrico (II): más contradicciones

Hace unos meses publicamos una entrada sobre las contradicciones del liberalismo. Recordad que allí criticábamos el comportamiento "asimétrico" de aquéllos que se declaran herederos políticos del liberalismo. Ya vimos que sólo son "liberales" cuando les conviene, y que no les importa entrar en contradicción con el ideario liberal la mayor parte de las veces, pues en realidad lo que son es conservadores, una ideología bastante opuesta al liberalismo, al menos al original que propugnaba la libertad del indivíduo como bien inalienable. En aquella ocasión revisamos un buen número de contradicciones que aquejan a los "liberales" actuales. Hoy vamos a sumar algunas más, aunque solo sea a beneficio de inventario:

1. Los tanques griegos: Hace cosa de dos meses (ver entradas anteriores: El verano en que se aceleró la historia y Grecia, Europa y el armagedón) se viene advirtiendo que Grecia está en bancarrota, al borde del abismo económico, que no va a poder pagar su deuda, que no va a poder financiar sus servicios públicos, que solo tiene dinero para pagar las nóminas de sus funcionarios hasta octubre (o sea, ya), etc, etc. Lo último es que decididamente no va a poder pagar más que un porcentaje aun por determinar de su deuda, lo cual va a sumir a los demás europeos en la ruina cabal. Curiosamente, no sumirá en la ruina a aquellos bancos que prestaron el dinero y no van a cobrar, sino a los ciudadanos europeos que van a pagar, como así ha sido en anteriores ocasiones, los platos rotos, a través de un nuevo "rescate" bancario. Volveremos sobre este aspecto más adelante, pero por ahora no nos desviemos de Grecia. En tal situación de ruina económica, en la que los griegos han recortado gasto público de un modo casi suicida, presionados por el incremento de los intereses de su deuda, empujados al alza por los llamados "mercados" de voracidad insaciable, surge una noticia interesante: Estados Unidos vende tanques a Grecia por valor de 1000 millones de Euros. Sería de chiste si la situación no fuera desesperada. ¿Algun liberal voluntario para explicar el papel que los tanques desempeñarán en el curso de la actual crisis griega?¿Alguna idea sobre las prioridades que debe tener un país ante una crisis galopante?¿Es el gasto militar la única concesión al keynesianismo económico permitida por "los mercados"? ¿Sirven los tanques para aumentar la "confianza" de los mercados en la economía griega?

2: Los rescates bancarios y el "riesgo" capitalista: ¿Quien no ha escuchado alguna vez aquéllo de que los beneficios de las empresas están justificados por el "riesgo" que corre su inversión, es decir, porque arriesgan su dinero, y pueden tanto ganar como perder? Este es un principio muy liberal: cada cual puede optar por asumir el riesgo que quiera. El mercado dirá si su decisión ha sido acertada y le premiará con beneficios, o por el contrario, se equivocó y le castigará con pérdidas. Como ya dijimos anteriormente (Liberalismo asimétrico) este liberalismo ideal solo es posible en una situación de "mercados perfectos", lo cual dista mucho de la realidad. En lugar de eso, tenemos unos mercados bastante imperfectos, ventajistas, cuando pueden mono- u oligopolistas, que influyen en el poder político mediante lobbies, cuando no directamente lo corrompen, para obtener prebendas que les den una ventaja artificial frente a sus competidores. En resumen, los mercados no son perfectos en absoluto, y esto deja abierta la posibilidad de que el poder económico y el político cooperen no en beneficio del interés general, sino subvirtiendo éste a intereses particulares. Un buen ejemplo de ello lo constituyen los rescates bancarios que han tenido lugar -y aún siguen- durante la crisis económica actual. Hemos visto que Grecia no va a poder pagar toda su deuda, pero los acreedores de Grecia -bancos franceses, belgas y alemanes principalmente- no van a perder ni un euro, sino que, como han quedado en situación comprometida, los vamos a "rescatar". Esto, traducido, quiere decir que los ciudadanos europeos vamos a pagar el error de unos bancos que no han calculado bien sus riesgos. Grecia no es culpable de nada pues ya en 2008 hubo un rescate masivo de bancos, algunos de ellos (los más endeudados) incluso "nacionalizados" para evitar su quiebra. El coste de este rescate está en torno a los 300.000 millones de euros (20.000 solo en España). Como siempre, se nacionalizan las pérdidas, pero las ganancias permanecen en manos privadas ¿Algún liberal voluntario que nos explique el riesgo que significa para un banco el prestar dinero, el cual se supone que justifica sus beneficios? ¿Que arriesga un banco si cuando está en peligro por mala gestión, deficiente cálculo de riesgo, o una mala racha, en vez de ir a la quiebra lo "rescatamos"? ¿Sucede esto cuando quiebra una pequeña empresa? ¿Y cuando un particular no puede pagar su hipoteca? ¿Por que esta "asimetría" en el tratamiento de unos y otros?

3: ¿El "liberal" Partido Popular repartiendo dinero para los innovadores españoles? El Partido Popular se jacta de ser el depositario de los ideales liberales. Ya vimos anteriormente (Liberalismo asimétrico) que en cuanto se rasca un poco la superficie, aparece el verdadero carácter conservador de este partido de la derecha española, poco amigo de condenar dictaduras fascistas, eliminar sus símbolos de calles y plazas de pueblos donde gobiernan sus alcaldes, etc. Se asume que cuando los políticos de este partido se erigen en adalides del "liberalismo", se refieren al liberalismo económico (aunque según los verdaderos liberales, no hay liberalismo económico sin político y viceversa). Sabido es que el liberalismo económico reniega de las ayudas estatales, pues las considera intervenciones que contaminan el carácter "libre" de los mercados. Así, es común entre liberales criticar a las subvenciones de cualquier tipo. Pues bien ¿Algún voluntario liberal nos puede explicar cómo un partido que se autodefine como liberal propone, entre las pocas medidas que ha dado a conocer dentro de su programa electoral para la próxima legislatura, dar una ayuda estatal (una subvención) a los "innovadores"? ¿No es mejor que los mercados premien a esta especie con los beneficios que merecerán, sin duda, sus innovaciones? Por cierto ¿Cómo se distingue a priori a un innovador? ¿Para qué necesita un verdadero innovador unos pocos miles de euros? ¿Cómo se va a evitar dar esa subvención a "falsos innovadores"?

Se admiten respuestas. También preguntas.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El ocaso de la Tierra (o La gran pirámide)

Si seguimos alimentando la codicia, con el tiempo una sola persona lo poseerá todo y el resto de la humanidad no poseerá nada.

Los sistemas de seguridad detectaron un objeto a la deriva en medio de la trayectoria de la nave. Al acercarse pudieron percibir que se trataba de algo artificial, una especie de cápsula. Enviaron una patrulla para inspeccionarlo. Al acercarse comenzaron a recibir una señal procedente del objeto. Extrañamente, la señal no estaba codificada. El capitán comenzó a leer el texto según iba apareciendo en la telepantalla:

"...en 2025, al final de la era de los Estados, quedábamos aún siete grandes Corporaciones. Liquidar los Estados fue coser y cantar, pues casi se autoliquidaron ellos mismos. Nosotros sólo les mostramos el camino a seguir ("eliminad ciudadanos, cread súbditos; eliminad derechos, cread obligaciones; eliminad educación, cread ignorancia") y ellos lo siguieron como corderitos que van al matadero. Una vez que nos repartimos el botín comenzaron las hostilidades. Distintos intereses acabaron por conformar dos grandes bloques, la Alianza y el Eje, abocados a enfrentarnos poco después, en la Gran Guerra Absoluta. El Eje fue vencido, aplastado, liquidado, borrado del mapa. Fue un gran triunfo, porque las fuerzas estaban igualadas y tanto el Eje como la Alianza tenían una capacidad igualmente terrible de aniquilación. Sin embargo, vencimos al Eje, sin duda porque para ganar no basta con tener capacidad de exterminio, sino que además es imprescindible una determinación absoluta para emplear esa capacidad contra el enemigo, y emplearla antes que éste.
Con la Alianza dominando hegemonicamente el Mundo no llegó la paz. Por el contrario, empezaron las luchas entre los Presidentes de las tres Corporaciones que entonces formábamos la Alianza. En una maniobra hábil y rápida, los dos más fuertes hicimos una OPA hostil al tercero, quebrando su Corporación. Nos repartimos sus holdings y los mercados correspondientes, que pasaron a nuestro Dominio, junto con su arsenal nuclear y biológico. Ya libres de competencia, el presidente de la otra Corporación murió de forma inesperada dejándome a mi como único heredero de su Imperio. 
El Mundo ya es mío. Poseo toda la riqueza y todo el poder. La Humanidad entera me pertenece. Tengo el control absoluto sobre todas las cosas que hay en la Tierra. Toda mi vida he luchado con el único objetivo de vencer, de triunfar, de llegar hasta aquí. He sometido a todos mis enemigos. Los pocos supervivientes de esas batallas son ahora mis esclavos. Ya no hay enemigos contra quien luchar. 
En el tiempo que me queda de vida se inicia una nueva era de paz. He dispuesto construir una gran pirámide que sirva como mausoleo que conmemore mi existencia eternamente. Será colosal, porque en ella no sólo se dará sepultura a mis restos, sino también a todas mis riquezas materiales. En ella enterraré también mis armas de destrucción masiva, dispuestas de modo que, si tras mi muerte, alguien osara profanar mi eterno descanso, se ponga en marcha un programa de aniquilación que acabará con el planeta. A la vez, mis restos serán lanzados en una cápsula hacia el espacio, donde encontrarán eterno descanso".


El capitán levantó los ojos de la telepantalla y dio la orden a la nave: "¡DESTRUIR!". Una vez que la patrulla se encontraba segura, un rayo hizo estallar la cápsula, reduciéndola a polvo estelar. La patrulla regresó a la "Resistence", una gran nave del Eje, superviviente de la Gran Guerra Absoluta, que continuó la búsqueda de un planeta habitable.


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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Grecia, Europa y el armagedón

Continuando con la entrada anterior (El verano en que se aceleró la historia), seguimos haciendo la crónica de lo que está pasando estos días en torno a la crisis económica y sus consecuencias políticas.

Ya dijimos en la entrada anterior que el FMI había lanzado una alerta sobre una "inminente recesión global". Cada día que pasa desde entonces los hechos parecen confirmar que avanzamos rápidamente hacia esa recesión. Algunos son incluso más alarmistas y dicen que estamos "al borde del abismo" (Felipe González). También dijimos que Grecia estaba a punto de la bancarrota, y a medida que pasan los días se confirma que Grecia no va a poder pagar su deuda, ni siquiera va a poder pagar a sus funcionarios a partir de octubre. Grecia está efectivamente al borde del abismo económico. La quiebra de Grecia, a decir de muchos comentaristas/analistas va a traer el Armagedón a la Unión Europea. Primero, los acreedores de Grecia son principalmente bancos europeos, entre ellos sobre todo franceses y alemanes, que verán rebajadas sus calificaciones inmediatamente. Como ya aprendimos con la quiebra de Lehman Brothers en 2008, esta situación se contagia muy rápidamente a otros bancos. Las economías más débiles de la zona Euro, entre ellas España, pueden ir colapsando en serie, pero las más fuertes tampoco se van a librar. Con tiempo, el abismo se irá tragando también a los países de la UE fuera del Euro (Reino Unido, Suecia...). Las repercusiones que ello tendrá  en el resto del mundo, incluyendo EE.UU., son difíciles de prever, pero las tendrá, y muy serias. Lo último es que el FMI prepara el "rescate" de España e Italia, con un fondo "ad hoc" de 400.000 millones de €. Sabemos, por la experiencia de casi 4 años de crisis, que los "rescates" (del FMI, del BCE, etc) no son otra cosa que parches que pueden paliar temporalmente los problemas, pero no los solucionan, y con el tiempo se vuelven a manifestar, si cabe más virulentamente. Los rescates pueden por tanto contribuir a crear más problemas.

En términos políticos, en España estamos al final del mandato del gobierno actual, que en la práctica no tiene ningún margen de maniobra, a poco más de 2 meses de la fecha electoral. Este gobierno del PSOE, podemos resumir, ha errado profusa y sistemáticamente en el manejo de la situación ante la crisis, ha defraudado a su electorado, y es percibido como un fracaso. El partido en el gobierno, en un intento por redimirse de sus errores a la hora de ofrecer una candidatura para las próximas elecciones, ha promovido a uno de sus miembros (el ex-ministro del Interior) a la candidatura a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones. El principal problema que tiene este candidato es el de explicar qué tiene que aportar de nuevo un miembro del gobierno que no supo actuar ante la crisis. Las encuestas vaticinan un fracaso electoral sin precedentes en el PSOE, que incluso amenaza a la propia supervivencia del partido. Si se confirman estos malos augurios, la crisis, pero sobre todo los errores del gobierno ante ella, no solo le costarían al PSOE el gobierno, sino el propio partido.

La ciudadanía ve estos acontecimientos con perplejidad. Percibe cómo un torrente de noticias alarmantes se  van desgranando en los medios, y que los responsables de controlar la situación no saben qué hacer. Si van notando que, aunque los políticos no saben cómo hacer frente a la crisis, cada uno la aprovecha para hacer cosas que en tiempos mejores no se atreverían, pero que con la excusa de la situación excepcional que vive la economía, se atreven. Se puede decir que la crisis ha venido muy bien para reducir derechos laborales y sociales en general, como liberalizar más las contrataciones laborales, alargar los plazos de cotización y la edad para cobrar las pensiones, reducir salarios, reducir y a veces privatizar servicios públicos, entre ellos algunos tan básicos como la educación, precisamente aquéllo en lo que tenemos que basar cualquier estrategia para salir de la crisis. Estas medidas, tendentes a reducir derechos y servicios públicos, han sido tomadas tanto por el gobierno de la Nación como por los gobiernos de las Comunidades Autónomas, independientemente de su signo político, aunque son todas ellas medidas de inspiración neoliberal. Este hecho es muy relevante. El miedo a un Armagedón económico ha hecho que un partido de inspiración socialdemócrata como el PSOE haya abrazado el catecismo neoliberal como un converso arrepentido. La factura que le va a pasar esto se verá en breve.

Pues bien, la ciudadanía ha podido comprobar cómo todas y cada una de las medidas neoliberales aplicadas a evitar/reducir el impacto de la crisis han sido engullidas una tras otra por una vorágine de datos macroeconómicos cada vez más alarmantes. En definitiva, ninguna de estas medidas ha sido efectiva, y actualmente estamos igual que estaríamos si no se hubieran tomado. El caso de la reforma de la Constitución es paradigmático. No se consensuó lo suficiente, se hizo a espaldas de los ciudadanos (con el coste que puede tener eso en términos de desafecto constitucional y hacia la Democracia en general), pero lo más importante: no hacía falta y no ha servido para nada. Como todas las demás medidas, se ha ido por el desagüe de la crisis. Los ciudadanos perciben con horror que no hay nadie competente en el timón de la nave, y ésta va a la deriva, a estrellarse contra los arrecifes. Y esto ocurre no solo en España, sino también a nivel internacional, con dirigentes europeos dando palos de ciego, bancos centrales y otros organismos de control indecisos y erráticos, que deciden bajo presión, a menudo lejos del interés general. Las medidas neoliberales han sido fuertemente criticadas por los más prestigiosos economistas, entre ellos varios premios Nobel de economía, que ven en ellas intentos de "apagar el incendio con gasolina". Lejos de las medidas restrictivas, se necesita justo lo contrario: un "New Deal" de expansión del gasto público que reanime a la moribunda economía, al estilo del que sacó de la crisis a EE.UU. de la gran depresión de 1929. El problema es que nos falta un Roosevelt.

¿Y que pueden hacer los ciudadanos? Pues para empezar, no dejarse engañar. Las medidas anti-crisis son realmente recortes de derechos y servicios que no se deben permitir. La crisis es una excusa. Con la crisis se genera un clima de miedo que viene a favorecer la aceptación de los recortes como "mal necesario" ante males peores. Los ciudadanos deben abandonar el miedo al Armagedón y exigir un cambio de política económica. Si estos líderes no quieren o no pueden, habrá que cambiarlos por otros. Las elecciones son una vía, aunque es improbable que algo cambie a través de las urnas en esta coyuntura, pero hay otras vías de cambio, a saber: la implicación de los ciudadanos en movimientos sociales como el 15M, con potencial para regenerar la vida pública (quizá este sea el verdadero papel de este movimiento); hacerse oir, mostrar nuestro enfado, a través de la participación en iniciativas ciudadanas, protestas, manifestaciones; la participación en medios de comunicación, internet, etc. Los ciudadanos deben implicarse y trabajar si quieren evitar que otros les terminen llevando a la ruina.
Evitar el Armagedón está en nuestras manos, y estamos en el momento preciso para evitarlo. Hay que actuar: la hora de la PRAXIS ha llegado.



miércoles, 7 de septiembre de 2011

El verano en que se aceleró la Historia

Hasta ahora habíamos eludido en este blog hablar de la actualidad. No por nada, pero entendíamos que ya hay muchos blogs dedicados con acierto a comentar la actualidad. Creíamos que el espacio de este blog tenía que  tratar otros temas más de fondo, que dieran otra información, que ayudaran tanto a interpretar  como a preguntarse sobre la realidad. Por ejemplo,  aquéllos que tenían en común exponer cómo las falsas ideas se hacen fuertes en mentes poco reflexivas, y cómo se pueden combatir usando la razón, y sobre todo enfrentándolas con la realidad en forma de datos  hechos. En este contexto hemos abordado algunas cuestiones como: las contradicciones del liberalismo (1), la actitud de la Iglesia ante la ciencia (2), el cambio climático (3), la inteligencia humana (4)(5), los límites del conocimiento (6), la entropía social (7)(8), el sectarismo (9), etc. Unas pocas veces nos hemos acercado a cuestiones económicas más candentes y a su dimensión política, si bien las hemos tratado muy someramente (10) y en algunos casos incluso "literariamente" (11)(12)(13). Teníamos preparados algunos otros temas que, en esta misma línea, intentaban exploran ese límite indefinido entre la ciencia y el pensamiento. Pero hemos tenido que parar y valorar todo de nuevo, ante los acontecimientos políticos y económicos que están teniendo lugar ahora mismo, en lo que parece una verdadera aceleración de la historia, y que van camino de producir cambios muy notables, ante los cuales, los temas que pretendíamos tratar quedan como pequeñeces sin importancia. De modo que abrimos un paréntesis para atacar la actualidad política y social, porque la que está cayendo es como para pensar, pero sobre todo para actuar.

Empezaremos por el final: hoy, 6 de septiembre de 2011 ha caído la bolsa dejando el IBEX 35 por debajo de los 8000 puntos. Recordemos que antes de la "crisis" (2007) estaba en 16000, de modo que de media las acciones de las empresas españolas han visto reducido su valor a la mitad en muy corto plazo. Esto ocurre el mismo día en que los sindicatos y otras organizaciones, notablemente el movimiento 15M, se han manifestado en Madrid y otras ciudades españolas contra una reforma de la Constitución que introduce un límite del déficit  público, aprobada sin consenso (los dos partidos mayoritarios votaron a favor, el resto o en contra o se abstuvieron) por la vía extra-urgente, en pleno mes de agosto, con el difuso objetivo de "dar confianza" en la solvencia de la economía española. Fuertemente contestada, insuficientemente explicada su extrema urgencia, y menos aún la necesidad de fijar "a fuego" en la Constitución semejante regla economicista, que puede ser buena en tiempos de crisis, pero no tanto en tiempos de bonanza, la reforma constitucional (que constituye en sí un hecho extraordinario en nuestra Democracia, pues solo ha habido otra reforma, para adecuar la Constitución a nuestra incorporación a la UE) se ha quedado vieja, olvidada en el cajón (muy abarrotado, por cierto) de las medidas contra la crisis que han perdido vigencia en cuestión de horas tragadas por una vorágine de caídas bursátiles, subidas vertiginosas de la "prima de riesgo" (diferencial del tipo de interés pagado por la deuda española con respecto al de referencia alemán), aumento continuo de la cifra de parados (en este momento 4.131.000, el 21% de la población activa española), afectando sobre todo a jóvenes (46% desempleo en menores de 25 años). Todo ello en un contexto internacional no menos preocupante: países de la UE en cuasi-bancarrota, entre los que destaca Grecia, que a estas alturas ya sabemos que no va a poder pagar su deuda, y otros que van detrás como Irlanda, Portugal e Italia, que como España, afrontan un futuro económico muy negro. A día de hoy no se sabe (o al menos el público general ignora) el alcance de esta crisis para la estabilidad de la zona Euro y de la Unión Europea tal y como la conocemos hoy. La crisis es de naturaleza financiera y los bancos afrontan un futuro muy incierto sin liquidez y con un agujero estimado de 230.000 millones de Euros, situación similar a la quiebra de Lehman Brothers en 2008, que desencadenó la primera "gran caída" de la crisis (aunque esta vez sin el colchón financiero de los Estados que acudieron a salvar la banca endeudándose hasta las cejas). El FMI advierte del peligro de "recesión inminente" a nivel mundial (EE.UU. no está mejor) y un coro de patéticos dirigentes europeos replica que no hay peligro de recesión, todo lo más de cierta "desaceleración" (¿les suena?).

De todo lo anterior destacan dos cosas sobre las que reflexionar:
1) La ínfima credibilidad de una clase política que no ha hecho nada por evitar el desastre económico que se nos avecina, unos, desde el gobierno, ya sea el central o los autonómicos, que primero niegan los problemas para luego tomar medidas mal dirigidas, a veces contradictorias, que quedan en evidencia a las pocas horas de entrar en vigor, y que además no explican a los ciudadanos la situación ni el porqué de tales medidas, como si los ciudadanos fuéramos incapaces de comprenderlas (como si fuéramos idiotas, en definitiva). Otros, desde la oposición, pero seguros de obtener votos suficientes para gobernar en las próximas elecciones (se me olvidaba: todo esto ocurre a escasos 2 meses y medio de unas elecciones generales que se han anticipado debido a la grave situación en que se encuentra el país) que lo único que aciertan a decir es lo mal que lo hace el gobierno actual y que ellos lo harán mejor, pero no dicen lo que van a hacer para hacerlo mejor, pero eso sí, cooperan con el gobierno actual para introducir una reforma constitucional con "agostidad" y alevosía, y reproducen los mismos errores que atribuyen al gobierno en las CC.AA. en las que han gobernado. El debate político se ha reducido al nivel intelectual de una riña de patio de colegio que recuerda el viejo chiste ("¡Oye tú!", "¡Pues anda que tú!"). La ciudadanía se ha dado cuenta hace tiempo de la incompetencia de sus dirigentes y ya ha empezado a manifestar su enfado frente a esta casta política de indigentes intelectuales poderosos, privilegiados y bien pagados, que además no dirigen, sino que son dirigidos por otros, cayendo sobre muchos de ellos la sombra de la sospecha por corrupción. El mes de agosto ha sido pródigo en manifestaciones y actos públicos que evidencian el hartazgo de la ciudadanía frente a sus políticos. pero esto no ha hecho más que empezar, y el otoño promete ser muy caliente hasta las elecciones del 20 de noviembre.
2) La ilimitada avidez de dinero, el desmedido afán de lucro, la ignominiosa avaricia acompañada de una bajeza moral sin límites, que exhiben sin pudor los dueños del capital (por ponerles un nombre), que han mostrado que son quienes realmente mandan, y que son capaces de abalanzarse ciegamente sobre cualquier presa que se muestre debil, vulnerable, sin importarles que la presa sea un país o muchos, a los que arruinarán, llevando a la pobreza y al sufrimiento a millones de ciudadanos, o especulando con materias tan sensibles como los alimentos, con la certeza de que llevarán a la hambruna a millones de personas.

De todo esto han tomado buena cuenta los ciudadanos, porque en estos tiempos en que se ha acelerado la historia, a algunos se les ha caido la careta. Hemos visto el rostro de los que nos arruinarán si no tomamos las riendas nosotros. Ya hemos empezado. La gente se ha echado a la calle en muchos países, y cada vez va a haber más gente en la calle para parar el expolio. Ha llegado el momento de la PRAXIS. Actuemos inteligentemente. Unión, determinación, fuerza. Somos más. Somos mejores. ¡Venceremos!

Megapraxis, Madrid, 6 de septiembre de 2011.

domingo, 14 de agosto de 2011

Entropía social (y 2)


Vimos en la entrada anterior (Entropia-social (1)) cómo la entropía, o "desorden" del sistema aumenta a medida que los sistemas transforman la energía y se acercan al equilibrio. Como ley física que es, ese aumento es intrínseco e inevitable, además de universal. A continuación veremos el significado de este concepto en las actividades humanas, y en particular, su sentido en las dinámicas sociales.
Ya vimos que los seres vivos hacen un "uso" particular del segundo principio: sus organismos altamente organizados, a través de un aporte constante de energía consiguen mantenerse lejos del equilibrio. Intercambian también materia con el medio, metabolizándola para producir energía y mantener el elevado nivel de organización de sus estructuras. Toda esta actividad genera productos de deshecho (de bajo o nulo contenido energético, y bajo nivel de organización) que son expulsados al medio. De este modo, cada organismo vivo para mantenerse: 1) consume mucha energía 2) expulsa al medio materia de bajo contenido energético y baja organización. Dicho de otro modo, los organismos vivos generan una gran cantidad de entropía que absorbe el medio que les sostiene, de modo que la entropía global (ser vivo + medio) aumenta. Esto lo podemos comprobar en todos los niveles de organización de la vida, desde los organismos más simples (bacterias) hasta los más complejos (plantas y animales superiores). De hecho, a otro nivel, la evolución de la vida ha ido ganando en complejidad, lo cual no deja de ser paradójico en relación con el principio de la ganancia de entropía en los sistemas. Esto se explica de la misma forma: en la medida en que el sistema se aleja del equilibrio, expulsa más entropía al medio, de forma que el balance global siempre es positivo.

Existen organismos con un nivel de organización superior. Son los organismos "sociales". Sus individuos se especializan en labores concretas, lo cual beneficia al conjunto. Los insectos sociales (hormigas, abejas) son buenos ejemplos, pero el comportamiento "social" es un fenómeno muy extendido en el mundo animal.
Los organismos sociales tienen una enorme capacidad para transformar el medio en su provecho. El ser humano representa un caso extremo de organismo social: es el ser vivo social por excelencia, y ha aprendido a transformar el medio en que vive a su conveniencia, algo que hace de una forma extraordinariamente eficaz. Sin embargo, su actividad no escapa de ese principio del aumento de entropía: si quiere mantener sus estructuras altamente organizadas (lejos del equilibrio), tiene que usar mucha energía, y este proceso generará una gran cantidad de entropía que se acumulará en el medio. Miremos a nuestro alrededor. Vivimos en comunidades que a menudo sobrepasan cifras de miles y a veces millones de individuos. La construcción de una sola de nuestras casas requiere un gran gasto energético. Los materiales de que está hecha proceden de materias primas que son transformadas en procesos industriales y transportados a veces desde muy lejos. Mantener sus estructuras, evitando su degradación, conlleva un gran gasto de energía. Ello no es más que la energía que invertimos en mantenerla “lejos del equilibrio” (o del “caos”). Todo ello hay que multiplicarlo por miles, millones de casas. Pero no solo las casas. Pensemos en las obras públicas necesarias para que nuestra sociedad funcione: carreteras, puentes, aeropuertos, etc. Y los medios de transporte, las comunicaciones, el comercio. Pensemos en todas las formas de explotación de la naturaleza que hemos ido desarrollando: la obtención de recursos naturales, la extracción de materias primas del subsuelo, del fondo del mar, combustibles fósiles, minerales, maderas, etc, así como su transformación en procesos industriales que dan lugar a un sinfín de productos de consumo, la pesca, la producción de alimentos, la agricultura y ganadería tecnificadas e industrializadas. Y en el centro de estas actividades, la producción de energía que alimente todos estos procesos. Todo ello para abastecer las necesidades de una población creciente, que se multiplica cada vez más rápido, que aumenta de forma exponencial. Toda esta actividad, todo este consumo de recursos naturales, de energía, todo este incremento en la organización de la materia que nos atañe, que nos “toca”, alejándola del equilibrio, tiene un coste ambiental, una “factura” que nos pasa la naturaleza en forma de aumento de entropía, de desorden, de “caos” en nuestro medio. Los residuos de esta actividad se acumulan en forma de montañas de basura en las afueras de nuestras ciudades; en forma de contaminación que afecta a recursos tan esenciales como el aire, el agua y los alimentos; en forma de “huella” en el paisaje, transformando los bosques, las selvas, las montañas, los ríos, las costas, etc; en forma de calor residual que ha hecho que aumente la temperatura media de la superficie terrestre (ver entrada anterior: "Cambio climatico y deformación asimétrica de la realidad"l y que hará que siga aumentando en el futuro. Todo ello ocurre, de acuerdo con el segundo principio de la termodinámica, como consecuencia necesaria e inevitable de nuestras actividades dirigidas a mantener un orden lejos del equilibrio, consumiendo para ello gran cantidad de energía. Podemos (y es deseable) paliar el agotamiento de los recursos energéticos desarrollando nuevas tecnologías que aprovechen nuevos recursos. Podemos mejorar la eficacia de los sistemas de producción, hacerlos más “ecológicos”, más “verdes”. Podemos mejorar los medios de tratamiento de los residuos, incrementar el reciclado, etc, etc. Ello posiblemente mejore algo la situación a corto plazo, pero a largo plazo no hay que esperar otra cosa de esta forma actual de economía basada en el “desarrollo” que el aumento inexorable de la entropía, en función del consumo de energía y grado de organización que alcancemos. Conviene recordarlo, porque este dilema convierte el concepto de “desarrollo sostenible” en una utopía. El desarrollo, tal y como está concebido en la sociedad actual, es insostenible a largo plazo, porque está limitado por la disponibilidad de los recursos naturales y por el nivel de entropía que la naturaleza, y la humanidad, sean capaces de soportar.

Una vez que hemos visto cómo la entropía es una consecuencia inevitable del desarrollo económico, y uno de sus límites, vamos a llevar un poco más allá el alcance del 2º principio de la termodinámica. Es bien conocida la aplicación del concepto de entropía en la teoría de la información: La información se puede ver como un incremento de orden y un alejamiento del caos o entropía. No es una simple analogía, sino que se trata de magnitudes equivalentes. No queremos profundizar en este tema, solo que sirva de ejemplo para mostrar como el concepto de entropía es aplicable a campos muy diversos. Aquí vamos a explorar su aplicación a las ciencias sociales y económicas. De momento nos aproximaremos por analogía (aunque posiblemente, como en el caso de la teoría de la información, la relación podría ser más estrecha): las sociedades humanas, como entidades altamente organizadas, pueden ser descritas como un sistema lejos del equilibrio. Notablemente, las sociedades humanas, al menos las sociedades avanzadas tal y como las conocemos en nuestra civilización occidental, se organizan en clases o estamentos. Simplificando un poco podemos representar esos estamentos superpuestos en forma de pirámide, con las clases bajas, más numerosas, en la base, y las más acomodadas y poderosas, reduciendo su proporción a medida que ascendemos por la pirámide. Mantenerlas en ese estado requiere una inversión energética, un esfuerzo de la sociedad, continuado en el tiempo. En esta analogía, podemos asimilar “poder” al concepto “energía” en termodinámica. El poder se conserva y transforma en distintas formas, y se aplica fundamentalmente a mantener la sociedad lejos del equilibrio. Podemos considerar cada “aplicación” del poder como una transformación termodinámica de energía, la  cual conlleva necesariamente “pérdidas” que se traducen en un aumento de la entropía del sistema. El balance global sumaría entropía equivalente al grado de orden alcanzado. ¿Y que significa “entropía” en términos sociales? Pues, análogamente al significado termodinámico, significa “pérdida irreversible, intrínseca  e inevitable de energía (poder) del sistema”, o sea, pérdida de la capacidad de transformación de la sociedad, que se va en desorden no aprovechable, que aumenta el “caos” del medio en que vivimos. La “entropía social” sería un no-poder, que se acumularía en los niveles mas bajos de la pirámide social. Cuanto más alta la pirámide, más ancha su base y por ende más “entropía social” se acumularía en los niveles más bajos de “poder”. No es difícil imaginar en qué consisten esas pérdidas sociales. En su funcionamiento normal, una sociedad como la nuestra excluye legiones de personas de la participación en la riqueza colectiva. Desempleo, exclusión social, pobreza, gente en el más absoluto desamparo. Esta es la base de la pirámide que constituye nuestra organización social. Ojo, no podemos aspirar a otra cosa: para que la pirámide se “eleve” debe generarse una amplia base de excluidos sociales. O dicho de otro modo: los de “arriba” se lo deben todo a los de “abajo”, porque sin éstos, aquéllos no existirían. La sociedad actual se esfuerza no solo en excluir a legiones de personas de la riqueza colectiva, sino en expulsarlos físicamente: alejarlos de los centros de riqueza, aislarlos en guetos, impedir su entrada (inmigración), etc.

Como conclusión, del mismo modo que una consecuencia del desarrollo económico es el aumento de entropía en forma de contaminación, calentamiento global y degradación del medio en general, la entropía social en forma de población excluida de la riqueza colectiva surge como consecuencia inseparable de la organización en estamentos sociales cada vez más separados y distantes. Existen tres maneras de enfrentarse a este hecho: 1) aceptarlo y tratar de paliarlo por medio de políticas redistributivas (socialdemocracia); 2) negarlo porque el mercado se regula solo y corrige estas situaciones (liberalismo); 3) cambiar las reglas y mandar la pirámide a freir espárragos (revolución socialista o anarquista, por ejemplo). Como saben, hoy domina la segunda opción (ver entrada anterior:.”liberalismo-asimetrico”). Ustedes eligen.